Capítulo 26

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Sábado.

Hace calor. Mucho.

Abro los ojos de a poco mientras me acostumbro a las líneas de luz del sol que se escabullen entre las persianas, que gracias a Dios, están cerradas. El aire acondicionado está apagado.

Se fue la luz, ¡que felicidad!

Nótese el sarcasmo.

Palpo mi abdomen bajo la camisa de Nelson (que no recuerdo como o cuando me la coloque luego de todo lo sucedido anoche) sintiendo la transpiración que este emana, al igual que mi cuello y mi frente.

Estoy asquerosamente sudada.

Y por como si el calor infernal que tengo no fuera suficiente, un punzante e insoportable dolor me taladra la cabeza y tengo la boca tan seca que siento que podría morir de deshidratación. El peso de un brazo en torno a mi cadera me impide moverme, el agarre es fuerte, como si no quisieran que me moviera. También puedo sentir un pecho pegado a mi espalda.

Volteo la cabeza encontrándome con Nelson a mi lado, durmiendo como un bebé. Está acostado de medio lado, su brazo derecho tomando mi cintura, tiene la boca entreabierta y algunos mechones de pelo pegados a la frente, con la sábana cubriéndolo de la cintura para abajo. Él murmura algo en sueños que no comprendo cuando me remuevo buscando levantarme, sin mucho éxito porque aprieta más el agarre, llevándome contra sí.

- No te levantes, quédate aquí - habla con voz somnolienta y ronca, sin molestarse en abrir los ojos.

- Voy a cepillarme y a buscar algo para que se me quite el dolor de cabeza, ya vengo - me inclino para darle un corto beso en la boca, él sonríe inconscientemente.

Salgo de la habitación yéndome al baño que hay afuera, toda la casa está desolada, no hay nadie despierto a excepción de Nelson y yo, o eso creo. Porque lo más seguro es que todavía estén pasando la resaca de anoche. Entro al baño haciendo pis, termino y me cepillo los dientes, abandono el baño y entro a la cocina para llenarme un vaso de agua antes de regresar a la habitación para buscar una pastilla que aminore las punzadas que amenazan con reventarme la cabeza. Y como sabia que esto iba a pasarme, por suerte me vine preparada y metí en mi bolso una caja.

Vuelvo al cuarto y busco en mi bolso, ingiero la pastilla.

- Mierda de calor hace - se queja Nelson pasándose las manos por el pelo - ¿A que hora se fue la luz?

Me ato una cola en el cabello.

- Ni idea, no había cuando me desperté - le respondo.

Nelson se limita a escanearme con los ojos, de arriba a abajo lentamente antes de alzar la comisura de sus deliciosos, gruesos y jodidamente provocativos labios en una sonrisa.

- ¿Que? - pregunto ante su silencio.

- Puedo acostumbrarme a verte con mi ropa, se te ve demasiado sexy.

Sonrío casi inconscientemente.

- ¿Incluso sudada?

- Si, porque se te pega al cuerpo y se te transparenta dándome una buena vista de tus tetas - se relame los labios de forma seductora.

Una carcajada sale de lo más profundo de mi garganta mientras siento el calor subir a mis mejillas.

- Tan romántico como siempre.

- Mami, yo no soy Víctor, a mi no me dicen "El romántico" - comenta divertido.

- ¿Y como te dicen, entonces? ¿Christian Grey?

- ¿Te gusta ese tipo?

- ¿A mi? ¡A mi me encanta Christian! Es una belleza ese hombre, Dios. Parece que fue creado por los propios dioses. Tiene un cuerpo que...

Deseo, atracción y algo más | Soy NeelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora