Capítulo 42

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Al estar frente a frente con Guillermo, mi mente rememora todo lo sucedido meses atrás. Cuando me dijo que yo le gustaba y que estaba enamorado de mí, cuando me besó, cuando intentó sobrepasarse conmigo...

Me sobresalto en mi sitio y un feo escalofrío me recorre de pies a cabeza.

- ¿Cómo estás? - pregunta, me sobresalto nuevamente al escucharlo hablar ya que estaba sumida en mis pensamientos.

- Eh... - me aclaro la garganta - Bien, estoy bien, Guillermo.

Asiente mirándome.

- Me alegra escuchar eso - baja la mirada al suelo por unos segundos y vuelve a subirla a mis ojos - Vicky, tu... ¿crees que podemos hablar?

- No, lo siento, pero... ya me tengo que ir.

- Ok, entiendo, no te preocupes.

- Adiós - le paso por un lado siguiendo mi camino, tengo la cabeza aturdida.

Doy un par de pasos por el estacionamiento, me subo al carro, dejo la cartera a un lado y apoyo las manos en el volante buscando calmarme. Encontrarme con él me aturdio mucho.

Inhalo y exhalo varias veces hasta que me calmo, prendo la camioneta y conduzco hacia la casa. Llego, aparco el carro y lo pago, me doy cuenta de que el carro de Nelson está estacionado, ya llegó. Me bajo y entro a la casa, al abrir la puerta se escuchan varias risas, lo primero que veo son a mis papás en la sala y a Nelson con Mateo sentado en sus piernas.

- Buenas.

Dejo las llaves y la cartera sobre el mesón antes de acercarme. Nelson se pone de pie apartando a Mateo de sus piernas, cuando queda frente a mí manda sus manos a mi espalda, se inclina hacia adelante y me da un beso suave. Tan suave que parece apenas un roce.

Se aparta de mi boca y sonríe.

- Hola.

Le devuelvo la sonrisa.

- Hola.

Nos separamos, saludo a mis papás y nos sentamos en el mueble.

- ¿Cómo te fue, hija? - interroga papá.

- Muy bien, gracias a Dios.

- ¿Cenaste? Nosotros íbamos a pedir algo.

Niego.

- Tengo antojo de arroz chino con pollito con salsa agridulce - hago puchero tal niña chiquita.

- Ok, ya lo pedimos - dice mamá.

Papá niega con la cabeza y sonríe.

- Eres más consentida que Mateo.

Rio.

- Gracias a ustedes, no se pueden quejar. Ahora vengo, me quiero cambiar y ponerme algo más cómodo.

- Te acompaño, amor - Nelson se levanta conmigo y juntos entramos a mi cuarto.

Apenas cierro la puerta tengo a Nelson pegado a mi boca devorandola con besos efusivos, reacciono enredando los brazos detrás de su nuca para atraerlo a mí.

Sonrío en medio del beso.

- Me hiciste mucha falta - le digo.

- Y tu a mí como no tienes una puta idea - vuelve a besarme.

- Me voy a cambiar.

Asiente con la cabeza y me suelta, se va a la cama sentándose en el borde.

Me despojo de la ropa prenda por prenda y quedo solo en ropa interior. De pronto un tirón en mi brazo me obliga a voltearme, quedo en medio de las piernas de Nelson, sonrío y me inclino para besarlo. Sus manos se pasean por mi espalda, llega al broche de mi sostén y lo suelta, me separo.

Deseo, atracción y algo más | Soy NeelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora