Capítulo 33

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Busco en mi armario sacando lo que me pondré hoy, que es un pantalón de Jean holgado en los tobillos y roto en las rodillas con un top escotado negro y unas botas deportivas blancas con plataforma es lo que llevaré de calzado.

Dejo todo tendido en la cama.

- Voy a bañarme rápido antes de que salgamos.

Me toma del brazo para luego tirar de él, dejándome pegada a su cuerpo, abre las piernas y me meto entre ellas para tenerlo más cerca. Su perfume emboba todos mis sentidos, respiro hondo solo para llenar más mis pulmones de su rico aroma. Me da un beso fugaz en la boca antes de soltarme otra vez.

- Me gusta tu olor - meto la nariz en la curva de su cuello, inspirando de su perfume nuevamente -, creo que ya se ha convertido en mi perfume favorito.

Le dejo un pequeño beso en el lugar del pulso y meto mis manos por debajo de su franela, palpando del calor de su pecho. Está más duro y fibroso, parece que ha estado haciendo ejercicio.

- No hagas eso.

- ¿Que cosa? - bajo por su estómago en tanto sigo comiéndole el cuello.

- Tocarme sabiendo que no puedo hacerte nada.

- ¿Que te impide hacerlo?

- Bueno, principalmente tu papá. Si nos escucha ahí si es verdad que termina de pegarme un tiro.

Me río sobre su piel.

- Si supieras que hace rato me dijo que es capaz de usar contra ti la escopeta que mi abuelo tiene guardada en su casa.

- Entonces más vale irnos con cuidado, no quiero una bala en la frente.

Vuelvo a reír.

- No le hagas caso - lo beso en la boca -, solo está celoso y tiene miedo.

- ¿Miedo de qué?

- De qué me llegues a lastimar otra vez, a romper el corazón.

Me besa profundamente entonces, lento, despacio, tomándose su tiempo.

- No lo haré, te lo juro. - me besa de nuevo - Es lo último que quiero, y a la última persona a la que lastimaría. Y te pido perdón, Vicky, perdón por el imbécil que fui contigo, por haber sido tan mierda, ¿que quieres que haga? ¿Me pongo de rodillas? Porque lo hago.

Y de repente, apenas y me aparta para ponerse de rodillas frente a mí, tomando mi mano para besar el dorso.

- Perdóname, amor - vuelve a besar mi mano - Perdóname.

Me pongo de rodillas también y tomo su rostro entre mis manos.

- ¿Eso que quiere decir? - inquiere - ¿Que me perdonas?

Asiento.

- Si.

Sonríe ampliamente mostrándome su perfecta dentadura y me besa para después rozar nuestras narices.

- Ya puedes decirle a mi suegro que se despreocupe, entonces.

Me río bajito.

- ¿Sigues con eso de llamarlo suegro?

- Eso es.

- No sé si sabías, pero para que mi papá pueda ser tu suegro primero yo tengo que ser tu novia.

- Bueno, no falta mucho para eso - me besa - Ve a bañarte, te espero.

¿Que es lo quieres decirme con eso? Ya van dos veces que lo dice. Y no me haré muchas ilusiones a pesar de que él mismo lo acaba de decir, porque con Nelson nunca se sabe.

Deseo, atracción y algo más | Soy NeelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora