Capítulo 3

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Abril's P.O.V

Ha sido un día demasiado largo y lo único que quiero hacer es llegar a casa, darme una ducha caliente y dormir hasta dejar la almohada tan empapada de babas que me levante por estar incómoda.

Como no puedo hacer eso, me pongo una alarma a las seis y media para arreglarme con tiempo.

Preparo una cena rápida después de saludar y acariciar a mi hámster, Donette.

No consigo ni ver el segundo episodio entero cuando ya me he quedado dormida en el sofá.

La alarma suena muy cerca de mi oído y me levanto con tanta brusquedad que si tuviera las uñas largas me hubiese colgado del techo.

Como es habitual, me visto y desayuno a tiempo haciendo que, a la misma hora de siempre, esté yendo dirección al metro.

Enseguida me sumerjo en la novela que me tiene atrapada; “Un amor a destiempo”

Juro que sin saber qué existía yo era más feliz. En cada capítulo los protagonistas tienden a pensar cosas distintas y suelen declarar su amor para luego retirarse.

Aunque todo merece la pena tras leer como están escritas las palabras, con tanta delicadeza...

Siempre quise escribir con esta maestría.

De momento, me conformo con tener un par de libros incompletos en un cajón de mi casa. Dichosos finales...

Durante el trayecto de la primera línea leo medio capítulo. Nunca he sido fan de los libros con partes largas. Al no tener tiempo los tengo que dejar a medias y no me gusta.

Cuando escucho mi parada hago el cambio de línea y como suelo hacer, me quedo en el primer vagón para luego salir directamente al pasillo que me lleva a la salida.

Al ser inicio de línea siempre va vacío, así que me siento en los mismos asientos donde estaba ayer.

Casi siempre tengo suerte de pillar los del primer vagón, si este va muy lleno tengo que ir alejándome hasta que encuentro sitio.

-Uff...-escucho que alguien se queja a mi lado y eso hace que me desconcentre un poco de la lectura que he empezado.

El metro todavía no se ha movido y por el rabillo del ojo veo al viejo de ayer, ese que me puso los pelos de punta.

Quiero levantarme e irme a otro asiento, pero eso me parece de mala educación porque al no irme lejos vería que lo he hecho para alejarme.

Así que intento olvidarme de que se encuentra a mi lado y continúo disfrutando del romance que se ha vuelto a formar entre las hojas.

Casi llevo la mitad del camino en metro y el hombre que tengo al lado vuelve a interrumpir mi lectura.

-Señorita, debe ir con cuidado.-vuelve a repetir.

Me doy cuenta que no me mira así que dirijo mis ojos a su dirección.

Un chico alto, con ojos y pelo oscuro me mira tan atentamente que me intimida. No distingo muy bien sus rasgos porque me quito las gafas para leer.

Nunca te quedes con el primer vagón {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora