Capítulo 43

67 5 13
                                    

Abril's P.O.V

Acabamos de volver de comisaría, la casa está en silencio y todos vienen a abrazarme cuando notan mi presencia.

Con la pequeña charla que tuve ayer con César, donde él abrió todo su corazón a mi, me ha ayudado a hablar más francamente con los policías.

-Me alegro que me hicieras ir, sé que tampoco ha sido fácil para ti.

Susurré esas frases en su oreja nada más salir de la estación de policía y abrazarle fuerte.

-Estaré a tu lado para lo que necesites, pelirroja.

Me respondió de vuelta haciendo que mi corazón diera un vuelco.

Perdonarlo no ha sido fácil pero si rápido. Durante el tiempo que estuve sola en mi habitación pude pensar en las veces que me avisó y yo no le creí.

A las alturas en la que estábamos ya no pudo hacer mucho más.

César tomó una mala decisión haciendo esa apuesta pero siempre ha sido sincero conmigo, así que, cada vez que estoy con él, no puedo dejar de pensar que de algún modo intentó protegerme.

También es cierto que estar tan cerca suyo hace que mi cerebro no piense correctamente.

-Abril, ¿todo bien con César?-pregunta mi mejor amigo cuando nos quedamos solos.

-Sí.

-Deberías esperar un poco antes de lanzarte a por él.-mis mejillas se ponen rojas y veo de fondo cómo el nombrado prepara la mesa.

-Rubén, vaya cosas dices...

-Te conozco, veo el brillo en tus ojos cada vez que le miras.-supiro y bajo la mirada para intentar ignorarlo.

Mi mejor amigo se acerca a mi lado y me abraza sin previo aviso.

-Solo te digo que estés segura de lo que haces.

-Lo estoy.-él me sonríe y cogemos todo lo necesario antes de movernos hasta la mesa.

Todo el mundo, dentro de lo que cabe, actúa de manera normal. Eso debo agradecérselo a César.

Cuando salí de comisaría lo escuché hablando por teléfono y pidiendo que nadie sea muy pesado con el tema.

El tatuado pensó en todo y a pesar de que veía que él se moría por saber qué pensaba, se mordía el labio y desviaba la mirada.

La comida pasa tranquila y yo solo pienso en una cosa que me hará desconectar de todo.

Leer.

Me muevo a mi habitación para buscar el libro pero recuerdo que se lo quedó César, así que voy hasta su puerta y pico tres veces antes de entrar.

Él se está abrochando el bañador mientras me mira levantando sus cejas. Su cuerpo musculado queda a mi disposición y yo recorro con los ojos cada parte.

Aunque no puedo evitar pararme en el puente de su estómago y pensar en toda la conversación de la noche anterior y de todo el dolor que tiene dentro.

Ese dolor que me gustaría quitarle.

-Me preguntaba dónde está mi libro.

César rasca su nuca y los músculos del brazo se tensan.

-¿El de anoche?-traga saliva cuando asiento.-verás...el libro está...lleno de sangre.

Me revuelvo nerviosa cuando los recuerdos impactan con más fuerza en mí.

-Creo que será mejor si lees otro que te hayas traído.

Nunca te quedes con el primer vagón {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora