Capítulo 26

59 5 16
                                    

César's P.O.V

Mis párpados se abren lentamente, acostumbrándose a la luz del sol que entra por las rejas abiertas de la persiana.

Entre la penumbra puedo ver un cuerpo a mi lado.

Recuerdo mi compañía de la noche anterior y sonrío.

Que yo sepa, nos fuimos a dormir en una posición distinta y hemos amanecido acurrucados. Mi cuerpo caliente pegado al suyo.

Nos observo durante unos instantes. Abril tiene la boca entreabierta y sus largas pestañas descansan sobre sus mejillas.

Toda la paz envuelve su cuerpo.

Anoche, me hice el dormido. Sabía que si le contestaba acabaría cayendo de nuevo.

Me costó mucho separarme cuando ella no me dió una respuesta, pero lo hice.

Quise respetarla.

Con mucho cuidado, levanto mi brazo de su cintura y sin hacer mucho ruido consigo meterme en el baño, al quitarme la ropa interior me doy cuenta de la erección matutina que tengo.

Gruño por eso y me meto en la ducha para que el agua fría me ayude a bajarla.

Es algo normal, me pasa bastante seguido.

Después de enjabonar mi cabeza, viene mi cuerpo y me tiro especial tiempo en mi pene.

Necesito rebajarlo.

Uso mi imaginación y el cuerpo de Tania aparece en mi mente. Es un recurso que utilizo bastante.

Me masturbo pensando en la camarera que hace días que no veo. Los gemidos los retengo mordiendo mis labios y dejo que el agua caiga para opacarme también los jadeos.

Quiero imaginarme a esa mujer que me pone a tono cada vez que me enseña el escote, pero mi mente decide viajar hacía otra persona.

Concretamente, a la chica que se encuentra entre mis sábanas.

Tengo grabado en la memoria cada instante de ayer. Nunca imaginé que poniendo de los nervios a alguien conseguiría el mismo efecto en mí.

-Jodeerr...

Pensar en ella mientras me masturbo me hace sentir raro, como si estuviera invadiendo su espacio personal.

Su sonrisa se graba en mi mente y, de manera mágica es como si la sintiera a mi lado.

Abro mis ojos y miro hacía atrás, pero Abril no está.

Sus ojos, sus pecas, su pelo, sus labios...

Incluso viene a mi mente el momento en el que subía su camiseta cuando enseñaba mucho su hombro.

Yo tan solo quería que se lo bajara más.

Por muy extraño que me parezca estar haciendo esto, acabo llegando al climax con su nombre entre mis labios.

-Abril...

...

Después de la larga ducha, salgo con una toalla en mi cintura y me sorprendo al no verla durmiendo.

¿Me habrá escuchado?

¿Habrá huido?

Termino por vestirme con algo rápido y dejo que mi pelo mojado caiga en mi frente.

Avanzo hasta el comedor y la veo, sigue con la ropa que le presté pero se ha hecho un apaño para que le quede más ajustada. Se marcan más sus pechos, pero no le hago caso.

Nunca te quedes con el primer vagón {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora