Capítulo 44

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César P.O.V

Me miro en el espejo y mis labios están rojos, sonrío recordando el porqué.

Cada vez que ella gemía o jadeaba me hacia volver más loco.

Sus labios suaves buscando los míos y sentir sus muslos acercándome más a ella era una cosa de otro planeta.

Tengo una erección más grande que un bate de béisbol y dudo que Abril entre ahora para acabar con lo que hemos empezado.

Ya debe de arrepentirse.

Pego un golpe en el lavabamos al sentirme frustado por no retenerme, pero es que ella me lo estaba casi suplicando y mi instinto no ha podido con ello.

Casi agradezco que alguien nos interrumpiera.

Odiaría acostarme con ella y que luego se sienta mal. Tampoco quiero ser su segundo plato y mucho menos consolarla con sexo.

Eso no es sano.

Encuentro una crema que Erika se dejó y me pongo bastante en mi mano antes de envolver mi pene y darme autoplacer.

Recuerdo cada una de las sensaciones que he tenido momentos antes, incluso indago en las de la piscina. Aunque aquellas parecían solo una prueba sin sentido.

Lo de antes ha sido muy fogoso y subido de tono. Ni siquiera una película porno tiene tanto contenido ardiente con la ropa todavía puesta.

Ella sabe mucho más de mí que cualquier otra chica con la que me he acostado, sin incluir a Camila.

A nadie le había contado sobre ella y eso que hace muchos años que murió.

Abril todavía no conoce sobre mi familia, pero dudo que tarde mucho en sonsacarme sobre ella.

Sin darme cuenta, ya me estoy corriendo en mi mano mientras muerdo mis labios para opacar el grito.

...

Se me hace difícil salir de la habitación, no sé cómo reaccionará la pelirroja al verme.

Y tengo miedo de como pueda hacerlo yo.

He estado a muy poco de hacerla mía y sé que en cuanto la vea querré tocar cada una de sus pecas.

Agarro de nuevo la toalla y me muevo hasta la piscina. Al llegar, me percato que ya es bastante tarde y el sol se está escondiendo.

La risa de cerdo muriéndose de Abril, provoca que mis ojos se fijen en ella y en su perfecto bañador.

Cuando estoy cerca quiero soltar la típica broma que haría pero verla sonreír me hace quedarme mudo.

Claramente, estoy enamorado de ella.

¿Por qué ella en vez de otra?

He conocido a un montón de chicas y de verdad que no quiero arruinarle la vida a Abril.

No más de lo que ya he hecho.

-¡César!-grita ella cuando me ve.-¡mira lo que puede hacer Alberto!

Me acerco nervioso al nombrado, él levanta el pie y consigue separar un montón los dedos, tanto que da hasta grima.

-Una habilidad un tanto especial.-la pelirroja estalla otra vez en risas y empieza a correr cuando el chico le acerca el pie a su pierna.

-¡Es asqueroso!-se revuelve y continúa riendo.

-Puedes aguantar tu manojo de cartas con esos pies.-mi comentario hace que todos rían.

Se crea un ambiente muy cercano y al fin me relajo. Esa sensación dura poco porque veo la mirada penetrante de Abril, quién se muerde el labio.

¿Me está provocando de nuevo?

Nunca te quedes con el primer vagón {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora