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Neteyam golpeteaba la punta de su zapato contra el suelo, lleno de ansiedad y preocupación.
Tenía largas semanas perdiendo los estribos poco a poco, consumiendose en ganas de llorar o gritar alguna vez, frustrado con la gente a su alrededor y las personas que lo habían empezado a molestar hace semanas.
Intento mucho el no hacer caso a cada zancadilla, empujón, insulto u sobrenombre, reteniendo a sí mismo y procurando mantener el historial impecable, por su beca.
Pero tenía que ir y estallar frente a ese grupo de idiotas solo porque se dejó intimidar de las palabras racistas hacia su persona, cuando ya debería de estar acostumbrado.
Suspiro de forma temblorosa y nerviosa, jugando con sus dedos muy intranquilo por el sitio al que lo habían llevado después de que la ira le jugará en su contra.
La rectoría
── deja de hacer eso ── escucho murmurar en frente suya, antes de que le dedicará una mirada rápida a quien habló ── tu pierna, deja de moverla. Me estas inquietando ── continuó este com frialdad e indiferencia, haciéndole bufar e intentar, dejar de mover su pierna.
Aunque no lo quisiera aceptar en el momento, el chico de ojos azules tenía razón. Debía parar de mostrar su ansiedad tan a la ligera y encima, frente a este.
Carraspeo en un intento de calmarse y no sobrepensar en lo que podría pasar, puesto que el chico al que antes hizo arodillarse estaba metido en la oficina del director en aquel mismo instante, y seguramente... iba a decir lo ocurrido con su propia versión.
Sostenido de evidencia, gracias al profesor
Se abrazo el estómago y se encorvo en sí mismo sintiéndose mal, auxiliandose de apretar su propio cuerpo para dejar escapar su estrés.
Estaba sobrepensando justo después de haberse dicho así mismo, que no debía hacerlo.
Joder
— Puede ir pasando a la enfermería a atender sus lesiones. Señor Mike ── escucho de pronto provenir desde la oficina, provocando que alzará la vista de entre sus manos para ver como salían tanto el chico al que golpeó, como el director ── Señor Sully, señor Geljo ── llamó este después, haciéndole estremecer de temor ── pueden pasar ── terminó por decir antes de volver a desaparecer tras la puerta, dejando salir a ese tal Mike.
── Buena suerte negro de mierda ── susurró este en su andar, haciendo que apretara la mandíbula y los nudillos, sabiéndose incapaz de irlo a golpear esta vez.
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Después de Ti
Fanfiction- ¿alguna vez te haz preguntado que diferencia la alegría de la felicidad? - preguntó aquella vez. siendo curioso, apasionado y único, como siempre lo sabía ser. - no realmente - murmuró, admirandolo como la más preciosa joya o la mejor bendición...