•○𓇬 Drogado 𓇬○•

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── ¿estas seguro de que era el imbécil de Mike? ── preguntó mientras seguía a uno de los suyos, tratando de encontrar a ese idiota adinerado y sacarlo de ahí

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── ¿estas seguro de que era el imbécil de Mike? ── preguntó mientras seguía a uno de los suyos, tratando de encontrar a ese idiota adinerado y sacarlo de ahí.

Se suponía que Mike había abandonado la universidad después de la paliza que le dieron, así que en retrospectiva no tenía razón alguna para estar en esa fiesta.

── se lo juro por Dios, capitán. Y no iba sólo ── inquirió su principal co-capitan del equipo, ayudándole a buscar.

Se dio cuenta con el paso de los minutos que ya debía volver con Neteyam hacía el jardín, puesto que le había dicho que regresaría de inmediato y se estaba tardando mucho ya. Seguramente el otro ya estaría cansado de estarlo esperando.

── mira, si lo ven. Saquenlo, yo tengo que volver ── señaló, recibiendo un "okey" por parte de los chicos antes de que empezará a avanzar hacia las salidas, pasando entre la gente.

Se dirigió hasta el enorme jardín y miró desde donde estaba, deteniéndose poco a poco al notar que Neteyam ya no estaba donde lo dejó.

¿Pará donde había ido?

Empezó a buscarlo dentro de la fiesta, viendo a cada rato alrededor para ubicarlo, sin éxito.

Subió las escaleras al segundo piso y empezó a preguntar por él, abriendo puertas sin importarle quienes estuvieran adentro u haciendo que.

En una de las últimas puertas encontró a una chica sentada en el borde de una cama, bebiendose un buen trago mientras que iba sólo en sostén y pantalón. Sobre la cama había dos chicos comiéndose sin miedo y como si no hubiera un tercero con ellos.

Se dispuso a cerrar la puerta de inmediato, aturdido. Antes de procesar que uno de esos dos chicos se parecía demasiado a Rotxo.

...no, imposible.

Sacudió su cabeza y siguió buscando hasta que no quedó cuarto sin abrir en el segundo piso, dejándole aquello todo angustiado. Mínimo se lo había tragado la tierra o algo...


Continuó buscando en el primer piso, preguntando a los más sobrios si lo habían visto en algún lugar, pero nadie sabía responderle de la forma más cuerda o con alguna indicación.

Empezó a abrir todas las puertas que encontraba por ahí, llenándose de ansiedad y preocupación al no encontrar a su novio por ningún lugar.

Termino metido en el pasillo donde más enamorados había, viendo una que otra puerta por ahí y abriendolas sin dudar, encontrando gente besándose, o charlando como drogadictos o borrachos... o también a punto de tener sexo.

Después de Ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora