•○𓇬 Parada: California 𓇬○•

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Ao'nung se estiró con lentitud, sintiéndose bastante fresco y descansado tras dormir

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Ao'nung se estiró con lentitud, sintiéndose bastante fresco y descansado tras dormir.

Miró a un lado suyo sintiendo el calor de Neteyam cercano, causándole una sonrisa en cuanto lo notó acurrucado entre las sábanas, dejándole la pierna por encima de las suyas, bastante libertino.

── oye bonito ── empezó a llamar, acariciandole la pierna con cariño y buscando despertarlo. El último viaje por carretera que tenía pendiente era bastante largo, y debían partir lo antes posible si querían llegar hasta California para la madrugada del siguiente día ── hora de levantarse ── susurró con levedad, pasando su mano a la cintura de este mientras le veía fruncir el ceño entre sueños.

Neteyam soltó un balbuceo completamente inentendible para él, encogiendose en su sitio con aparente dolor al empezarse a quejar.

── mi cadera... ── murmuró este, haciéndole reír ── no te rías... me duele... ── se quejó este con aparente mal humor, empujandole flojamente con las manos.

── entonces salgamos y compremos analgésicos ── comentó de buen humor, atrayendole hacia él sin dejar que le alejara para besarle la frente, escuchandole quejarse otra vez ── arriba ── pidió por última vez, soltandolo y levantándose de su sitio para irse a cambiar.

Tardó unos cuantos minutos metido en el baño para luego salir y darse cuenta de que Neteyam solo se había sentado en la cama, dándole la espalda desde donde estaba y cubriéndose el cuerpo con las mantas hasta la cabeza, sin moverse.

Se acercó a este con la intención de preguntarle si necesitaba ayuda (en broma) para poderse levantar, quedando perplejo al verle el rostro.

── ¿estas bien? ── preguntó con rapidez, notando como este se cubría la nariz con la mano ya llena de sangre, teniendo una hemorragia nasal ── muñequita ── se posó frente a este con preocupación, pasándole alguna camisa suya que encontró por ahí para que detuviera el sangrado con ello.

── estoy bien... estoy bien... ── susurró con levedad, tomando la camisa para cubrirse la nariz ── ¿puedes pasarme mis pastillas?... ── le pidió en tono calmado y ambiguo, notándose tambaleante y algo pálido.

No dudo en asentir e ir por la mochila de este, sacando el frasco para ofrecercelo, vigilando sus movimientos con preocupación.

Neteyam sacó unas dos o tres pastillas del frasco, tomándolas de una sola vez y suspirando después, continuando con intentar detener el sangrado por un largo minuto.

Luego, le vio levantarse tambaleante y se dispuso a ayudarlo, ofreciéndole una mano donde se pudiera apoyar.

── ¿seguro de que estas bien? ── preguntó con agobio, viéndolo asentir otra vez en afirmación.

── voy a necesitar muchas remolachas... ── murmuró este con una sonrisa un tanto floja, tomando aire despacio antes de dejarse guiar hasta el baño ── ¿puedes esperarme unos minutos? ── pidió, viéndose apenado, sin cerrar la puerta.

── claro que si ── contestó de inmediato, notando como este acrecentaba un poquito más su sonrisita y decía "okey", cerrando la puerta. 

Se quedó unos cuantos minutos esperándolo en la habitación, cruzado de brazos y apoyado contra una mesita de noche con la constante preocupación rozandole la piel.

Finalmente le vió salir, viéndose algo mejor que hace rato y cambiado, listo para salir.

── ¿nos vamos? ── señaló de forma tímida y penosa hacia la salida, dejándole entender con su expresión que no quería indagaciones en el tema de aquella hemorragia, poniéndolo algo inquieto.

── si ── contestó con simpleza y tratando de no preguntar, llendo con este hasta la puerta, saliendo de allí.

¿Tal vez se le había pasado su medicamento?, o tal vez... ¿sólo se golpeó con algo?, o su sangre flaqueo...

Negó con la cabeza intentando no pensar más en ello, ayudándole un poco a subir a la parte trasera del Jeep, siendo que este quería subir ahí.

── ¿cuánto nos falta de viaje? ── preguntó después de que se hubiese subido al asiento del conductor, mirándole por el retrovisor y notando como sacaba una manta para abrigarse, manteniendole la intranquilidad en alto.

── como... 17, horas ── respondió con dificultad, notando como se recostaba en los asientos de atrás en planes de dormirse ── Teyam... ── murmuró atemorizado de que estuviese realmente mal, queriendo llevarlo a un hospital, aunque fuese solo por si acaso.

── me ha pasado antes ── le susurró este con levedad, mostrandose tranquilo y cansado ── sólo, no te preocupes y sigue adelante ── le pidió este con una sonrisita que le dejó apretujado el corazón, asintiendo.

¿Qué significaba que hubiese pasado antes?, ¿antes cuando?, ¿hace años, meses...?

Tomó aire despacio y suspiro con lentitud, manteniéndose lo más tranquilo posible con respecto a la situación, encendiendo el vehículo.

── te voy a comprar un jugo de remolachas bien grande ── anunció mirando al camino mientras retrocedía el Jeep, escuchando al otro reír en el asiento de atrás ante lo dicho, calmandole aquello.

── me parece bien ── murmuró este, cerrando los ojitos sin borrar su sonrisita y poniéndose a dormir, cayendo rendido bastante rápido.

No se esperaba encontrarlo en esas condiciones nada más amanecer... tenía que tener más cuidado con él y su salud.

Pasó como media hora hasta que se detuviera, comprándole el jugo prometido mientras que este se pasaba al asiento del copiloto encontrándose menos cansado y mucho mejor, recibiendo la bebida con agradecimiento y empezandola a tomar.

Solo en ese entonces fue que se pudo recuperar de la ansiosa preocupación, siguiendo con el largo camino que les esperaba a ambos para la última parada, siendo la más lejana de todas.

Se pasaron las largas 17 horas entre pequeñas charlas que dejaban en el olvido lo ocurrido en la mañana, comiendo algo por la tarde... cantando y teniendo varias paradas al atardecer... y cenando en ruta al anochecer, para que mucho más tarde a ello Neteyam se durmiera a su lado bien acurrucado al ser como las 1 de la mañana cuando fueron a pisar con la entrada a California.

Estaba bastante descansado aquel día como para conducir hasta aquella hora, en dirección a las costas californianas en busca de una ubicación exacta y especial a la que no acudía desde que tenía como 16 años.

La casa cerca de la playa californania del surfista Geljo Tonowari, su papá.

Este al verle llegar de madrugada y con el morenito entre brazos, nada más se dispuso a sonreír,  contento de verlo (tanto como él) e invitándolo a pasar con señas, gesto que agradeció ya que era más efectivo que Neteyam no se fuese a despertar al no haber ruido.

Lo dejó en la cama donde dormía cada que iba de visita hasta allí, acompañando a su padre a charlar, a pesar de ser las jodidas dos de la mañana, en las afueras de la casa, dejando a su acompañante descansar y dormir.

No podía esperar a ver la cara de su novio cuando se despertará por la mañana y viera donde estaban. Siendo un lugar bastante relajante y acogedor.

Solo le restaba mirar con esperanza hacia la posibilidad de que no se levantará débil o algo por el estilo otra vez.

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Después de Ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora