•○𓇬 tropezar 𓇬○•

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── Rotxo, por última vez

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── Rotxo, por última vez... no estoy enamorado ── pronunció con agobio y sin saber como huirle más que nadar en la piscina, estando en el área de natación vigilando a los demás nadar.

── ¿entonces como explicas el donde estuviste durante toda la semana anterior? Casi literalmente desapareciste ── señaló su amigo, haciendole quejarse mientras recibía un cronómetro para medir el tiempo de los demás ── hermano, te juro que apenas te he visto durante toda la semana. Y cada vez que te veo estás actuando como el mayor de los tontos enamorados ── terminó por decir con buen humor, haciéndole enojar.

── tú-, mira, ya basta ── pidió, avergonzado y sin saber como defenderse ante lo último. Porque realmente... había estado teniendo muchas sonrisas idiotas, o sonrojos. Y no sabía cómo describir las cosas que sentía constantemente cuando...

Estaba cerca de, ojitos bonitos...

Pero era que-, es que... simplemente él morenito era muy entretenido, demasiado. No sabia como este no tenía amigos o algo por el estilo... si era tan único, a su parecer.

En plan: tenía un sentido del humor muy raro y divertido, en el que era capaz de decir chistes o comentarios bastantes racistas donde quedaba hasta él metido. Pero solo era por ser gracioso, ya que luego le repetía una y otra vez que eran bromas, y que estaban mal. A Ao'nung le agradaban.

También... era bastante ambiguo y conversador, pero solo cuando este quería. Ya que se la pasaba escribiendo en cada encuentro que tenían hasta perderse en sus textos. Le hacía preguntas extrañas a cada rato (de las cuales ya se había acostumbrado) que casi nunca podía responder. Puesto que jamás estaba preparado para sus consultas extrañas y fascinantes.

Nunca podía saber en qué estaba pensando el otro.

Aprendió que, tenía mañas chistosas como: enderezar su gorro, rascarse la mejilla, las palmas o el puente de la nariz, como si tuviera tics nerviosos cada cuanto que no podía parar. Además de que se limpiaba el sudor de las manos casi siempre... o trataba de no mirarlo, sonriendo de una forma... bastante...

── Piloto, vamos aterrizando de Villa del amor hasta la realidad. Y perdimos a un pasajero ── bromeó Rotxo, haciéndole sacudir la cabeza y darse cuenta de su alrededor ── el cronómetro ── señaló este con diversión, antes de que se preguntara a que se refería.

── mierda ── exclamó con rapidez, deteniendo el tiempo en el cronómetro avergonzado.

¿En que demonios estuvo pensando?

Rotxo no paro de reírse de él durante toda la hora después de aquello, provocándole tropiezos o que se quedara sumergido bajo el agua durante largos tiempos, demasiado avergonzado por haberse perdido en su mente.

Después de Ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora