•○𓇬 chismes 𓇬○•

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Neteyam sonreía nervioso y en estado de pánico, mientras apoyaba las manos sobre sus rodillas, recuperando el aire lo más silenciosamente posible

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Neteyam sonreía nervioso y en estado de pánico, mientras apoyaba las manos sobre sus rodillas, recuperando el aire lo más silenciosamente posible.

── ¿no vieron por donde se fue? ── escucho preguntar por ahí, antes de tener que esconderse lo mejor posible contra el rincón donde estaba.

── Dios ayúdame  ── susurró paniqueado, llevándose una mano al pecho al tener acelerado el corazón.

Por alguna razón que no entendía en lo absoluto... ahora tenía a gente de los clubes de periodismo detrás suya, al igual que gente de arquería... de natación... de baloncesto, béisbol, fútbol... incluso gente de sus materias de carrera.

¿Había hecho algo malo?, porque si era así no lo recordaba, y no quería irse precisamente al infierno, sin conocer sus delitos.

Tomó una bocanada de aire, recuperándose más y mirando a su alrededor. Ya no había nadie por donde estaba... por suerte.

Recordaba que, antes de presentar ausencia en la universidad (desde San Valentín hasta el día actual, una semana) todo estaba tranquilo y perfectamente, como si su presencia fuera como la de cualquiera.

Bueno, sin contar con quienes lo molestaban, o lo intentaban... porque el club de arquería apenas y lo dejaba sólo.

Se aferro a las agarraderas de su mochila, caminando con algo de ansiedad y queriendo ver a Ao'nung, u al menos deseando llegar al área de arquería, para estar más tranquilo allí.

No dio ni bien tres pasos cuando escucho un fuerte griterío que lo alertó, siendo que gritaban un "¡allí esta!" Hacia su dirección, dejándole casi sordo.

Joder-

Empezó a correr de nuevo, llendo directo al área de deportes en la universidad y teniendo que evitar caerse más de una vez, siendo que los pasillos eran resbalosos y se tomaba con más grupos de gente detrás suya en cada jodida esquina.

¡NO ENTENDÍA UNA MIERDA!

¡Él sólo quería PAZ!

Llego un momento en el que se vio atrapado en un solo pasillo, teniendo a dos enormes grupos de personas por las dos salidas, dejándolo sin escape.

── ¡¿es cierto que el capitán de Natación y usted están saliendo?! ── escucho exclamar de repente a alguien, haciéndole tropezar y retroceder, aturdido.

── yo- ── trato de decir, abrumado y pálido.

── ¡¿es cierto que se estaba drogando para hacer un tiro perfecto en las olimpiadas de octubre?! ── escucho por ahí, dejándolo con mucho más pánico que antes.

── ¡yo no-! ── trato de defenderse, chocando de espaldas con alguien.

── ¿que demonios creen que están haciendo todos ustedes? Montón de viejas chismosas ── bramo con voz alta y potente quien estaba tras él, haciendo que la mayoría se callara y dejaran de atacarlo ── déjenlo en paz ── señaló este, antes de agarrarle por la cintura, provocando que se herizara y soltara un "pip-" sin querer, cubriéndose la boca y ruborizandose.

Ya había agarrado las mañas de Kateye cuando le picaba con el dedo...

Escucho bastantes chillidos de muchas chicas, quienes ajenas a las advertencias del de ojos azules (quien era que estaba detrás suya, tratando de disipar a la gente), intentaron acercarse, provocándole sonrojos más violentos en cuanto empezaron a decirle que era lindo o tierno. Aunque también llegó a escuchar preguntas por ahí de sí era quien "se comía la almohada", dejándole confundido al no entender.

── ¡OH DIOS! ¡¡MIREN!! ¡Beyonce esta en la entrada de nuestra universidad! ── escucho gritar a alguien, antes de que todo el mundo se alertara y los dejaran en paz, llendo a confirmar si era cierto.

Al final pudo soltar un gran suspiro, sintiendo que recuperaba el aire perdido.

Cuanto jodido caos

── ¿estas bien? ── le escucho decir a Ao'nung, antes de asentir (sin estar convencido). Había corrido bastante.

── mejor empiecen a moverse antes de que se den cuenta que era mentira ── les pidió cierto chico que conocía bien, acercándose a ellos y diciéndoles para donde ir

Era Rotxo, el novio de Kiri.

── ¿Porque la universidad está de patas para arriba? ── exigió saber Ao'nung al instante, siguiéndole el pasó a Rotxo, tomandole de la mano para que les siguiera por igual.

Neteyam sintió que sus manos le empezaron a sudar, nervioso al ser sostenido y conmocionado por todo el ajetreo.

── amigo, literalmente alguien fue juntando cada cosa sobre ustedes por ahí y la hizo estallar a primera hora ── explicó el más bajo, mientras que el sólo guardaba silencio y entrelazaba sus deditos con los de Ao'nung, escuchando ── desde tu declaración bajo la lluvia como todo un Romeo rompecorazones, hasta el hecho de que fueras hasta la casa del capitán de arqueria llevando flores. Aunque también alguien dejó un frasco de medicinas temprano en el club de periodismo sin etiquetas, pero que tiene la tapa personalizada con su nombre ── señaló hacía él, dejándole sorprendido y peor de lo que ya estaba.

Le iba a dar un jodido infarto

── mierda ── exclamó el de ojos azules con inquietud, antes de que llegarán a un salón vacío y pequeño al final del tercer piso, donde entraron y por fin pudo parar de caminar, agotado de su dia (que apenas iba empezando) ── ¿se supone que nos escondamos como los ratones aquí? ── gruñó el más alto, mientras que Rotxo volvía hacia la puerta para asegurarse que no había nadie, seguro dispuesto a salir.

── precisamente ── sonrió este viéndolos por un momento, antes de ver como se agarraban de la mano ── felicidades, por cierto ── exclamó, provocando que se ocultara tras Ao'nung, quien le miró de reojo ── Le pediré ayuda a Kiri, Lo'ak y Tsireya para que podamos detener toda esta estupidez hormonal. Y le avisaré a los profesores ── añadió, antes de despedirse con una mano y recordarle que se quedarán escondidos, obteniendo un resoplido quejoso del de ojos azules.

Se quedaron solos y en silencio, mirando la puerta por unos segundos.

...vaya Lunes en la mañana...

── entonces... ── murmuró Ao'nung, tirando de su mano hacía delante con una sonrisa, hasta que le tuvo en frente, agarrandole de la cintura y acercandolo a él ── ¿"pip"? ── consulto coqueto y burlón, haciéndole estallar en sonrojos otra vez.

No tardó en escuchar las risas de su novio, resonando por el salón vacío de forma armoniosa y alegre, antes de que empezará a molestarle con que era un pollito y demás.

Definitivamente aquel no era el mejor día para haber retomado sus clases.

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Después de Ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora