Capítulo 3. Julien II

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La Calle Nanping era un desastre durante la hora pico; la congestión duraba desde las seis y media hasta las diez.

Sobre la calle, los trabajadores de cuello blanco¹ que se dirigían a la parte Este del Distrito Comercial, chocaron de frente con un grupo de scooters. Si un autobús público de tránsito lento pasara por allí y se uniera a la trifulca, habría creado la trampa mortal del siglo.

Las calles en el Distrito Oeste eran confusas, algunas eran amplias, otras estrechas, todas unidas entre sí. Las construcciones particulares eran una práctica común entre los habitantes locales; habían caminos sin salida por todas partes. Los vehículos que accidentalmente se adentraban por las calles, eran como insectos atrapados en una telaraña; si querían ver la luz del día de nuevo, tenían que luchar por sus vidas esquivando de derecha a izquierda los obstáculos.

Luo Wenzhou asomó la cabeza por la ventana del auto, tocó la sirena y gritó 
—Guapo, estamos lidiando con asuntos oficiales y no podemos pasar. ¿Podrías mover tu BMW?

Ante esto, un anciano salió del patio de una casa de un piso, miró a Luo Wenzhou con los labios apretados, y tambaleante, empujó un scooter de movilidad dentro del patio.

Al lado izquierdo del scooter había una calcomanía que decía “Especialmente para recoger a mi nieto”, y en la parte derecha había otra que decía “Entre más enojado estés, más lento andaré”. Mientras se movía, un ladrido provino del scooter. Luo Wenzhou levantó sus gafas sorprendido y miró hacia abajo. Un gran perro amarillo saltó de la parte trasera del scooter.

El perro se paseó alrededor de la patrulla, intercambió miradas con Luo Wenzhou y descaradamente levantó su pata trasera junto a la llanta del auto.

Luo Wenzhou silvó. —Piss, cariño,— dijo dulcemente. —Cuando termines, voy a cortar tu pequeño pajarito², haré un pancake con él y me lo comeré.

Esta forma de comer era muy novedosa; el perro jamás había escuchado tal cosa. Sorprendido por la actitud gamberra del Oficial Luo, soltó un aullido, y escapó con el rabo entre las patas.

Lang Qiao bloqueó su rostro con la tableta. —Jefe Luo, ¿se da cuenta de que hay una mujer joven y soltera en el asiento trasero? Ya enviaron la información que tiene la sub-oficina.

—Camarada, por favor resuma los puntos objetivos.— Luo Wenzhou sacó lentamente el auto del estrecho callejón. —Ignora las partes subjetivas y sin fundamento. Ese bastardo de Wang Hongliang es un lamesuelas. La sub-oficina del Distrito del Mercado de Flores está totalmente podrida. Todos son cuestionables.

—Ok. El nombre de la víctima es He  Zhongyi, varón, dieciocho años, un trabajador fuera del área. Trabajaba como repartidor en una cadena de cafeterías. Presencia de hematomas en el cuello, la causa de muerte es asfixia… fue estrangulado.  El diagnóstico preliminar dice que fue ahorcado con algo como un pedazo de tela. La hora de muerte es entre las 8:00 P.M. y la media noche. Tenemos que esperar el examen médico para obtener datos concretos sobre las circunstancias. ¡Oh! Por cierto, el cuerpo fue descubierto cerca del lugar donde vivía en subarriendo ilegal³, así que fue identificado en poco tiempo.

Luo Wenzhou era un conductor muy hábil; mientras conducía aburrido a través del callejón lleno de peligros y con casi nada de espacio, todavía podía prestar atención para interrumpir y preguntar. —¿De dónde salieron los rumores sobre el robo y la pandilla estranguladora? 

—La víctima estaba limpia. Su teléfono no fue encontrado y su billetera fue vaciada y tirada a un lado, sin embargo, no está claro si el asesino fue quien lo tomó.—  Lang Qiao miró el mail rápidamente. —Además, la persona que reportó el caso dijo que había un pedazo de papel pegado cubriendo el rostro del cuerpo. Estaba atorado en el cabello de la víctima. La palabra “dinero” estaba escrita en él.

Los dos gatitos de LuoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora