La Dra. observó cuidadosamente a Fei Du. Por un momento había visto una complicada expresión de inefable irritación cruzar el rostro del joven hombre, lo que lo hacía ver inusualmente joven y fresco. Estaba un poco sorprendida por esto.
Fei Du había sido referido a la Dra. Bai unos años atrás. Su consultor anterior había sido su shidi¹, un joven especializado en problemas de personas jóvenes. Antes de eso, había pasado por un incontable número de expertos; probablemente ni siquiera el propio Fei Du recordaba cuántos habían sido. Sonaba como si él fuera simplemente una persona difícil.
Cuando le refirieron el paciente a ella, su shidi naturalmente la había contactado con antelación. La Dra. Bai quería saber el problema que había llevado a ese niño a buscar asesoramiento psicológico y por qué ahora no podía continuar con la consejería actual.
"De hecho, no sé cuál es su problema." había dicho su shidi. "Es bastante cooperativo. Si le preguntas sobre algo, hablará sobre ello. He intentado discutir el problema de falta de afecto durante su infancia y hablar sobre la desafortunada muerte de su madre, etc. Él no evade nada, su actitud es honesta. Cuando no tienes nada qué decir por un momento, él, de forma considerada, a veces sugiere el tema siguiente. ¿Bai-jie, lo entiendes, verdad?"
La Dra. Bai había rápidamente entendido lo que implicaba: el paciente no cooperaba.
La Dra. Bai había trabajado por muchos años. Había visto a cada tipo de paciente problemático; había algunos que fabricaban mentiras durante la evaluación; otros cuyos familiares los estaban obligando, quienes persistían en pensar que no tenían un problema; también había quienes se creían muy inteligentes y trataban de analizar al consejero, y el proceso se convertía en una batalla de ingenio.
Un consejero psicológico no era alguien todopoderoso. Siempre habían personas que, por varias razones, no eran capaces de construir una relación de confianza mutua con el consejero, y el tratamiento fallaría al final. Estos pacientes eran referidos a otros o simplemente abandonaban la asesoría psicológica y nunca volvían.
Fei Du era, sin resquicio de duda, un caso especial entre los casos especiales.
Él pertenecía al tipo de los que mentían en la valoración inicial, y además, sus mentiras eran totalmente inexpugnables. También era un conversador comprometido durante las sesiones. Evadía muy poco. A primera vista, daba la impresión de no tener nada qué esconder. Cuando era un poco más joven, ya era experto en tener autocontrol; si la conversación tomaba un tema delicado, él no actuaría de manera agresiva ni defensiva hacia el consejero; su retroalimentación emocional fue directa de principio a fin.
El único problema era que era muy directa.
No importaba qué tan saludable y fuerte fuera una persona, esta no podría mantener su mente calmada en cuanto afrontara un severo dolor, después de todo, una gran IA solo necesita tener sus baterías cargadas sin necesidad de asesoramiento psicológico.
La Dra. Bai había intentado varios métodos sin ningún éxito en establecer un canal efectivo de comunicación entre paciente y doctor. Solo podía bajar sus cartas y reconocer ante él: "Mi nivel de experiencia termina aquí. Quizás no sea capaz de ayudarte. Si crees que aún necesitas ayuda, puedo intentar referirte a un mejor consejero."
No esperaba que Fei Du se negara. Además, luego de pasar por más de un mes de tratamiento sin ningún avance, como alguien con más dinero que cerebro, había doblado el costo de la asesoría, comprando las últimas dos horas del horario de la Dra. Bai cada miércoles. Y cada vez que iba, halagaba dulcemente, "Me siento muy cómodo con usted. En verdad me está ayudando". Si la Dra. Bai no creyera que era lo suficientemente vieja para ser su madre, podría haber tenido la errónea impresión y sospecharía que ese pequeño casanova estaba tratando de conquistarla.
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Los dos gatitos de Luo
AcciónTítulo: 默读 / Mo Du / Lectura silenciosa Autor: Priest Publicación: jjwxc