Los dos gatitos de Luo

Capítulo 33. Leyendo en voz alta

Habiendo pasado una semana, el intento fallido de saltar desde un edificio en frente de todos, explotó temprano en la mañana del lunes. Fei Du no había dejado el estacionamiento, cuando se encontró rodeado por dos grupos de seguidores y descubrió que con solo un movimiento de su mano, se había vuelto famoso en internet.

Sosteniendo una taza de "Niebla de Londres"¹ que ya se había enfriado, el Presidente Fei analizó la situación en su oficina. Sintió que el dinero no podía ser desaprovechado, y tampoco su fama. Por lo tanto, llamó a su secretaria y le dijo que fuera al departamento de marketing con la orden de que crearan un plan especial en nombre de la compañía, respecto a la responsabilidad social corporativa, utilizando este evento como un pretexto para crear impacto.

La secretaria tecleó sobre la notebook rápidamente, registrando su repentina inspiración. Antes de irse, vaciló por un largo tiempo. Con los ojos rojos, finalmente preguntó con cautela, —Presidente Fei, ¿todo lo que dijo en la pantalla era cierto?

—¿Eh?— Fei Du estaba revisando su itinerario. Al escuchar esto, levantó la mirada con una sonrisa algo ridícula y medio indulgente. —Por supuesto que no. Había un experto en intervenciones contra suicidios a mi lado, que me decía todas las líneas. No dejarían que dijera lo que quisiera en una situación como esa. ¿Por qué te tomas eso tan en serio? Es demasiado lindo.

El enrojecimiento alrededor de sus ojos se esparció sobre todo el rostro de la secretaria. Resopló y dio la vuelta para marcharse.

—Espera un segundo.— Fei Du la detuvo con una brillante sonrisa. —¿La compañía necesita que despliegue mi encanto sexual en alguna fiesta esta noche?

Llena de sentimientos maternales frustrados, la secretaria puso los ojos en blanco. —No, por el momento no necesitamos ese recurso intangible tan valioso.

—Está bien entonces.— Fei Du se quitó de inmediato el saco de su traje y cerró la computadora.

Media hora más tarde, había recogido a la Señora He del hospital y se dirigía a la Oficina Municipal con ella.

Después de todo, Wang Xiujuan estaba seriamente enferma y ya no era joven. Habiendo pasado por un fuerte duelo, había estado en observación en el hospital por una semana, y solo había salido para recoger las pertenencias de He Zhongyi.

La muerte de un joven foráneo, junto con un caso de corrupción y tráfico de drogas que sacudió al país, hicieron que el Departamento de Policía de la ciudad no tuviera más opción que formar un grupo de trabajo conjunto con la comisión de inspección disciplinaria y trabajar arduamente.

En contraste, el asesinato de He Zhongyi no recibió mucha atención. Luo Wenzhou, Tao Ran, Lang Qiao, y los otros oficiales que habían estado desde el principio, fueron los encargados de los pasos finales.

Se habían encargado de la apariencia del cuerpo de He Zhongyi; ya no lucía tan horrible como cuando había sido encontrado a un lado de la calle. Su rostro tenía una expresión de serenidad inverosímil gracias al maquillador.

Zhao Yulong y algunos compañeros de trabajo de He Zhongyi se acercaron espontáneamente a ayudar, y Ma Xiaowei apareció con la supervisión de Xiao Haiyang y un oficial.

Zhang Donglai, probablemente bajo presión, entró en medio de la ceremonia. Vio de lejos a Fei Du mientras consolaba a Wang Xiujuan y se acercó; sus movimientos eran extraños y descoordinados. Rígidamente asintió hacia Wang Xiujuan y dijo, —Tía, en verdad no fui yo quien asesinó a su hijo.

Zhang Donglai era alto y robusto; Wang Xiujuan retrocedió medio paso con miedo.

Zhang Donglai intentó de nuevo, —Aunque sí lo golpeé...