006 - Una familia

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La historia original así como sus personajes no me pertenecen. El crédito es para sus respectivos creadores. Esta historia está escrita por diversión y deseo de entretener sin ánimos de lucro.

...

En este momento, Samael quería saber si era cierto el rumor de que la serpiente sabe a pollo.

Ya han pasado dos meses desde que llegó al orfanato y ya está harto de tomar leche de vaca rebajada  y comer papillas a punto de expirar, el quiere sangre.

Las señoras del orfanato, han estado encantadas con el bebé han tratado de consentirlo, dándole alimentos más frescos y no rebajados, pero por desgracia tiene el efecto contrario, además de que han querido adoptarlo un par de veces y ha tenido que hacer verdaderos berrinches para evitarlo, fue realmente vergonzoso.

Lo que más le molesta eran los trajecitos que le ponen, ya que a mayoría eran rosas debido a que no había azules de su talla, no le molesta el rosa pero prefiere que esté como color secundario, sobre todo combinado con el negro, según él, el negro es el mejor color.

- No me importa lo que diga el pediatra -dice una de las encargadas de cuidar a los bebés del orfanato -, aunque esté en su peso ideal para los catorce meses a este pequeñín le falta algo de grasita.

- Señora… ¡Por eso México es uno de los primeros lugares en obesidad infantil en el futuro! -se queja haciendo que las encargadas se preocupen y lo arrullen calmarlo.

- ¡Ya lo hiciste llorar! -reprocha una voluntaria mirando ceñuda a su compañera- Llevémoslo a la sala de juego, ya aprendió a caminar bien hace unos días.

En ese momento Samael sufrió más que nunca, el constante vaivén de los demás, gritos estridentes, pañales usados.

- ¡Ya saquenme de Latinoamérica! -grito en su mente mientras se escondía en el lugar mejor ventilado y apartado del lugar.

- No sé si el Cruciatus se sentirá peor que esto pero lo dudo -se dice tratando de no enloquecer.

Aunque sigue siendo el mismo, se ha vuelto algo pretencioso, soberbio, engreído, no al punto de considerar basura a todos, pero se queja constantemente de él poco o escaso razonamiento o autocontrol de todos. Solo un par de niños le agradan ya que parecen tener dotes de artista y procura ayudarles, después de todo aún son unos bebés como les dicen,

- ¡Samael! -le llama cantarina la directora del orfanato, que no perdía oportunidad de acercarse a pequeño- Alguien vino a verte… ¡Vamos!

Con un asentimiento, Samael se acercó a la directora, solo para que ésta lo cargara, según ella, aún era muy pequeño para caminar grandes distancias.

- Veamos si este es el bueno… -susurra antes de entrar a su oficina- ¡Señor Santana! Este es el pequeño, es el más lindo, a muchas parejas les agrada porque es muy tranquilo… ¡Pero siempre llora cuando lo agarran!

- Sentí como si estuvieran ofreciendo un perro -se dice a sí mismo bastante ofendido por como lo describieron.

- No se preocupe y por favor llameme Kukulcan -dice el hombre levantándose de su silla, acercándose lentamente al bebé - ¡Hola Samael! -dice cargando al pequeño.

- ¡Controlate! ¡Controlate! -se repetía el pequeño Samael, sabiendo que de lo contrario, regresaría a la sala del caos.

- ¡Sorprendente! -dice la directora algo perturbada, ya que esperaba que Samael se pusiera a llorar y patalear cómo acostumbra cuando alguien desconocido lo carga- Es la primera vez que está tranquilo con alguien nuevo.

- Supongo que es el destino -dice Kukulcan yéndose y girándose a ver a la señora.

En ese momento Samael aprovecha para tirarle del pelo y por la sorpresa Kukulcan no puede evitar gritar de dolor.

- Parece que le agrada -dice la directora aguantando de las ganas de reír -, entonces ¿Realizamos los trámites? Ya revisamos sus papeles y todo está en regla.

- Nos encantaría -dice Kukulcan aún cargando a Samael.

No pasa mucho tiempo antes de que todo el papeleo se haga y la adopción se lleve a cabo. Al salir del orfanato, todas se despidieron con lágrimas en los ojos, pero agradecidos de que el pequeño Samael al fin fuera adoptado.

- ¿Ahora a dónde vamos? - le pregunta Samael a su hermano mientras viajaban en una camioneta a quien sabe dónde.

- Primero te comprare ropa, iremos a registrarte y poner tus documentos en regla, y después te llevaré a casa -explica bastante contento, no esperaba que la vida  muggle fuera tan diferente a la de los magos -, compré el terreno donde vivíamos y en estos casos se construyó la casa, podía hacerlo con magia pero eso alertaria a mucha gente.

- Supongo que hay que ser discretos -dice Samael algo cabizbajo, después de todo quería practicar más libremente su magia-, pondremos barreras y un traslador para regresar cuando estemos en Londres.

- Es lo mismo que pensé -dice Kukulcan feliz de que piensen igual-, ese país es frío y lúgubre en comparación con este.

La plática siguió entre ambos, incluso durante sus compras no pararon de conversar y para disgusto de ambos muchas personas se les acercaron para jugar con Samael o coquetear con Kukulcan.

- Oye ¿Por qué no tengo una madre falsa? -pregunta Samael después de que salen de la tienda.

- Porque ninguna humana me atrae -dice seriamente-, la sangre caliente y falta de escamas… me da escalofríos solo de pensarlo… -explica poniéndose algo nervioso, emoción que se deja ver en su rostro - de hecho me hechice para que solo parezca y se sienta piel para los demás, nunca dejaria mis escamas y mis plumas y espero como mínimo una en mi futura compañera.

- Sabes que hay un basilisco en Hogwarts -dice Samael provocando que Kukulcan frenará de repente.

- ¿Enserio? -pregunta Kukulcan fingiendo no estar interesado- Bueno… supongo que podría comprobarlo cuando lleguemos y veré si es digna.

- No finjas no estar interesado -recrimina Samael haciendo que su amigo se avergüence-, no estoy seguro de que sea hembra pero debe tener alrededor de mil años y tú tienes más ochocientos.

- Tengo setecientos setenta y siete -se queja continuamente enfadado -, aún soy joven.

Sigueiron hablando y bromeando y al llegar a s casa Samael quedó maravillado: su casa era más bien una mansión, blanca con acabados de madera de roble oscuro y los mueves coloridos, suelos de madera y muchos más detalles de la cultura mexicana y evidentemente, muchas habitaciones que explorara más tarde.

- Debo decir que es muy bonito -acepta después de un minuto de admiración.

Los años venideros, pensaron ambos, serán bastante cómodos.

...

Continuará...

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Reencarnación mágica en:  Harry Potter y La Piedra Filosofal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora