Reencarnación mágica en: Harry Potter y La Piedra Filosofal

59 - De vuelta a Londres

La historia original así como sus personajes no me pertenecen. El crédito es para sus respectivos creadores. Esta historia está escrita por diversión y deseo de entretener sin ánimos de lucro.

...

Dumbledore recibió muchas cartas ese día, la mayoría insultos y el resto, insultos disfrazados.

El Director no estaba molesto, lo que decían las cartas era cierto, puso en riesgo a los estudiantes, se tomará su tiempo y responderá cada uno y dará una conferencia explicando la situación, aunque no es agrade mucho, sabe que comprenderán al final.

Se asomó por la ventana de su oficina y vio a todos los estudiantes felices y tristes por sus calificaciones, la mayoría felices, era raro el estudiante que repetía curso o reprobaba.

- ¿Qué haremos con esto? -pregunta la profesora McGonagall, revisando todas las cartas - Albus, si no lo manejas bien, pueden pedir tu renuncia.

- Lo sé, Minerva, responderé las cartas explicándoles tos e iré al ministerio a dar un informe detallado, ellos entenderán -explica el director, suspirando, no le agrada tanto la política en una situación así.

El director y la profesora discutieron otro rato, principalmente los puntos que debía abordar.

Mientras tanto, su hija y sus amigas disfrutaban de su último día en Hogwarts, robando algo de comida de la cocina y disfrutándola en una sala abandonada, hablando de lo que podrían hacer en las vacaciones.

- Mis padre y yo queríamos ir a Francia, después podemos ir de nuevo a México todas juntas -dice Hermione, feliz de tener unas vacaciones de verano divertidas.

- También podemos jugar quidditch -sugiere Cho, no queriendo desperdiciar del todo el verano -, tal vez alguna quiera entrar al equipo de su casa y podría ser divertido.

- También podemos practicar el duelo mágico -dice Giselle, más entusiasta de lo normal-. Se que Samael no se negará.

Las chicas se rieron, pensando que era cierto, Samael no se negaría a pelear, aunque fuera un duelo de práctica.

Pocos días después, sus armarios se vaciaron y sus pertenencias fueron llevadas al tren, donde nuevamente hechizaron un compartimiento para compartirlo con todas sus amistades, incluyendo equipos de quidditch y algunos amigos más hicieron por el camino, decir que era casi cien personas no sería un error.

Poco antes de llegar a la estación, todos salieron y fueron a sus compartimentos para cambiarse a algo más muggle, Harley sorprendió a sus amigas con un sencillo, pero muy hermoso vestido verde que tenía un aire veraniego.

- ¡Harley! -llamó Britta, distrayendo a todas de sus asuntos- ¿Dónde compraste ese vestido?

- Fue un regalo de mis tíos -responde la chica de gafas, sorprendiendo a sus amigas- Me lo regalaron en navidad, no lo vieron porque quise abrirlo en privado, Harry recibe algo igualmente veraniego, pero más masculino y rojo.

Las chicas se la pasaron alargando sus vestidos hasta que Samael tocó la puerta para ir al mundo muggle.

Al salir, varios se despedían del grupo, en especial. Harley, Harry, Merula y Samael y un poco menos a Selene, Cho, Giselle y Britta, aunque no mucho menos, pues se volvieron más populares después de leer periódico.

- Te volviste más popular, Merula -bromea Samael, pues sabe que no le gusta tanto como pensaba.

- Espero que esto sirva para el entrenamiento de auror -dice, resignada, la chica de ojos morados.

Poco a poco, en pequeños grupos, cruzaron al mundo muggle, cuando el guardia daba la indicación.

Del otro lado, la familia Weasley era la que estaba más cerca.

- ¡Mira mamá! -dice una niña de cabello rojo - ¡Ahí están ellos! ¡Los gemelos Potter y el chico dragón!

- ¡Ginny! -regaña la madre de siete, bajando la mano de su hija- Es de mala educación señalar a la gente.

Poco después, el señor Dursley apareció, llamando a los gemelos, con Petunia y Dudley detrás de ella, aún asustado de sus primos.

- Ustedes deben ser la familia de los gemelos ¿Verdad? -pregunta la señora Weasley.

- Somos sus tíos -responde Petunia, tratando de no ser grosera, aún no se acostumbra a ser amable con la gente mágica.

Poco a poco, cada familia aparece para llevarse a sus hijos y Britta acompaña a Hermione para un pequeño paseo en el Londres muggle.

- ¡Nos vemos en unos días! -grita Britta, despidiéndose por última vez de sus amigas.

- ¡Escríbanme! -dicen las gemelas Patil.

Así continuó el intercambio de despedidas, hasta que la estación volví a su flujo normal.

Samael decidió regresar solo a su casa, quería caminar por ahí y tal vez visitar su bóveda en Gringotts para dejar una piedra mágica.

- Espero que el siguiente año sea igual de interesante… -fue lo último que dijo antes de salir de la estación, perdiéndose entre la gente, que estaba ocupada en sus asuntos, ajena al mundo mágico.

...

Continuará...

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