021 - Son mago y bruja

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La historia original así como sus personajes no me pertenecen. El crédito es para sus respectivos creadores. Esta historia está escrita por diversión y deseo de entretener sin ánimos de lucro.

...

Sucedió. Una de las cosas que puede causar catástrofes en la vida de una persona es el miedo, los Dursley lo sufrieron.

Cuando llegaron las cartas de aceptación para la escuela mágica, tomaron sus cosas y se fueron a aquella casa perdida en las orillas de la costa de la playa. Trataron de ignorar las cartas, pero seguían llegando, y de alguna manera, confiaron en Samael lo suficiente para pedirle ayuda a Samael para explicarles y tratar de convencerlos que no fueran a Hogwarts.

Preparado con un traje blanco completo, camisa de vestir negra, corbata roja, zapatos negros y un sombrero blanco, viajo en la espalda de Itz hacia esa piedra donde Harry y Harley estaban a nada de recibir la carta de las manos de Hagrid.

Soportando tormentas, si así se lempodia llamar, pues Izt la consideraba un pequeño soplo de viento, llegaron a la cabaña maltrecha unos minutos antes de que fuera media noche, por supuesto, no se olvidó de algunos regalos, dulces mágicos.

- Buenas noches… -saluda Samael tratando de parecer amable y educado, pero su aspecto no ayudaba mucho.

- ¿Podrás convencerlos? -pregunta Petunia ansiosa, mientras se sientan en la vieja sala.

- Sabe qué pasaría si los reprimen o no van -responde Samael haciendo que Petunia se deprima-, si reprimen su magia se volverán escurial y si no aprenden los mataran al ser mayores.

- ¿No podrían ir a otra escuela? -pregunta Vernon sintiéndose estado de manos - No quiero pagar para que un loco les enseñe trucos de magia.

- La matrícula es gratis -dice Samael sin darle importancia-, otras escuelas no son tan caritativas.

Sintiendo que, nuevamente, no podrán evitar ese destino, deciden bajar pero escuchan unos fuertes golpes en el sótano. Los tres corrieron escaleras abajo y Vernon cargó una escopeta.

- ¡Estoy armado! -grita Vernon solo para que, después de un breve silencio y a pesar de las amenazas, la puerta fuera separada de sus goznes, mientras que Dudley se ocultaba detrás de sus padres, Harley detrás de Samael y Harry detrás de la chimenea.

-  Lo lamento -dice un hombre grande y peludo, su cabello era tan espeso y su barba tan tupida que apenas veía su boca y sus ojos-, lo arreglare rápidamente.

- ¡Largo de aquí! -ladra Vernon algo pálido, intimidado por la altura del hombre- ¡Esta es propiedad privada!

- No seas majadero Dursley -dice el gigantesco hombre arrebatando y doblando la escopeta del hombre gordo.

- Bueno, aquí están los gemelos -dice viendo a ambos pelinegros que tienen más carne en los huesos que el mes pasado- ¡Feliz cumpleaños!

El hombre saca dos cajas de pastel y se las entrega a ambos  xumpleañeros, agradeciendo alegre y tímidamente.

Después de burlarse del intento de fuego, saca su paraguas y enciende la chimenea mientras saca trastos y alimentos de su abrigo como si nada.

- ¿Quién es usted? -pregunta Harry dejando el pastel a un lado.

- Rubeus Hagrid, guardián de las llaves y terrenos de Hogwarts -se presenta el hombre sentado en el sofá donde dormir Dudley, y apartaba el colchón de los gemelos par poder freír bien unas salchichas -, ya deben saber de Hogwarts.

- No lo sabemos -dice Harry avergonzado por decepcionar al hombre, a su parecer.

- ¿Qué es Hogwarts? -pregunta Harley confundida, no había escuchado de esa escuela.

Reencarnación mágica en:  Harry Potter y La Piedra Filosofal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora