El niño se mantuvo cerca de Macaque, dejando que este le cubriera con su cuerpo, aún sin atreverse a ver al extraño.
—¿Lo ocultas de mi? —Tamarin se burló. —Me ofendes, hermano ¿No me digas que también me temes?
—Ya lo dijiste... Solo soy cauteloso —alzo los hombros, sonriendo presumido, mientras su cola se enroscaba en la muñeca del cachorro para mantenerlo cerca.
Tamarin no tomó bien ese acto. Si algo le molestaba era que la gente le ocultara cosas. Le parecía una falta de respeto. Por eso se movió muy rápido, como si sus pies ni siquiera tocaran el suelo al deslizarse por el aire hasta quedar frente al cachorro, empujando a Macaque en el proceso.
Sostuvo al niño de la camisa, alzándolo para que esté lo viera a los ojos, mientras revisaba su rostro.
—Vaya, pero si es el arma perfecta. —comentó riendo, dejando que el niño tratara de librarse de su agarre. —No hay mayor delicia que matar a alguien con su propio poder. Y confío en que te divertiste mucho logrando... esto —tomó las mejillas del niño con mucha fuerza, lastimándolo un poco para obligarlo a voltear hacia Macaque. —Incluso tiene tu nariz... —habló condescendiente, agitando un poco la cabeza del pequeño, solo para molestarlo.
—No es lo que crees. Yo no lo hice. —le aseguró, volteando a ver al cachorro de vez en cuando, intentando decirle que no se asustara solo con sus ojos. —Solo lo encontré ... bueno él me encontró a mi. No es importante. Es solo un cachorro.
—¿Solo un cachorro? Por favor, no me tomes por tonto. Tiene el poder de Sun Wukong en su interior, y seguramente también el tuyo. —le lanzó una mirada fría a Macaque dejando que sus ojos se volvieran rojos por un instante solo para intimidarlo.
—Yo no lo cree. —remarcó cada palabra con un tono enojado y seguro para que Tamarin viera a no mentía. —Ahora, suéltalo. Lo estás asustando. —se acercó un poco buscando agarrar al niño, pero Tamarin usó su cola para apartar al mono de las sombras.
—Si está cosa no es creación tuya, debe ser obra del mismo Sun Wukong. —el mono blanco dijo lo que pensaba, esta vez obligando al cachorro a verlo a los ojos, sosteniendo con fuerza sus mejillas, empezando a enterar sus uñas en la piel del pequeño.
—¿Qué? —esa suposición llamó la atención de Macaque, quien incluso dejó de intentar llegar al niño, ansioso por saber lo que Tamarin pensaba del origen del cachorro.
—Tal vez el rey quería un sucesor... alguien que lo remplazara mientras acompaña a ese estúpido monje en su viaje. Después de todo... tu ya no ibas a estar para hacerlo. —levantó la ceja presumidamente volteando a ver al mono de las sombras.
—Macaque... —el cachorro lo llamó con voz temblorosa. Estaba asustado, pero no era capaz de apartarse del extraño mono de pelaje blanco.
—Shhh... —Tamarin colocó su garra en los labios del niño muy lentamente. —Es descortés interrumpir una conversación de mayores. —le dijo en tono muy calmado, pero autoritario, dando la impresión de que si buscaba regalarlo. Sus ojos, aunque eran parecidos a los de Macaque, tenían un brillo diferente, cambiando de vez en cuando a rojos. Eso y la marca blanca sobre su rostro, muy parecida a una calavera, le daban un mal presentimiento. Como si la simple apariencia de Tu Tamarin gritara "peligro".
—Ya déjalo, Tamarin. —advirtió al ver el rostro el niño, y la leve sangre saliendo de su mejilla. —No me importa si...
—No me mientas a mi— lo interrumpió alzando la voz, acercándose al rostro de Macaque, devolviéndole al cachorro como si fuera un simple objeto. —¿No lo entiendes? Monkey King planeaba matarte de cualquier forma. —el mono e las sombras atrapó al niño como pudo, sintiendo su cuerpo tembloroso entre sus brazos mientras lo acomodaba para cargarlo.
—¿De que hablas? —sonó serio.
—Si Sun Wukong creó a esa criatura para ser su sucesor, quiere decir que sabía, o más bien, esperaba que tú ya no estuvieras en la ecuación. Quien sabe... tal vez el monje se lo ordenó, o tal vez el rey creyó que tú ya no servías para nada. No importaba si tú hacías algo en su contra o no, él ya planeaba matarte, y tú solo le diste una excusa para no verse tan "cruel" —Tamarin se movió al rededor de Macaque, dejando que algo de su magia se esparciera por el aire. Un aura grisácea que parecía atraer espíritus de todo tipo, espíritus extraños y trasparentes de los que en realidad solo se distinguían sus ojos y bocas, como la forma en sombra de Macaque. —Debes aprovechar su descuido, y usar a esa cosa en su contra. Como dije, es el arma perfecta. Tal vez ahora se vea débil e insignificante pero si lo entrenamos podría ser la perdición de Sun Wukong. —los espíritus a su alrededor se volvieron más grandes, flotando al rededor de Macaque, acechándolo.
El niño estaba atentó, tanto a Tamarin como a sus inusuales acompañantes fantasmales, mostrando un rostro lleno de terror, mientras se aferraba a los brazos de Macaque con algo de fuerza, luchando por mantener su cuerpo quieto, sin temblar aunque se moría de miedo.
Macaque notó esto y le dio un vistazo al cachorro antes de devolverle la mirada a Tamarin.
—Debo pensarlo. —respondió el mono de las sombras de manera relajada, sabiendo bien que eso molestaría a Tamarin.
—¿Disculpa?
—Siempre fuiste el más "inteligente" de nosotros, y no dudo qué tengas algo de razón y tendría que aprovechar esta oportunidad, pero ya me metí con Wukong sin pensar y ya sabes que... terminó mal. Solo quiero ver todas mis opciones antes de decidir entrenar a alguien de este manera. —Sonó seguro, sosteniendo al cachorro con algo de fuerzas. —Dame tiempo.
Tamarin soltó una risa al ver al mono de las sombras tan protector con una criatura sin nombre, pero pensó que se debía a su posible temor por el gran sabio igual al cielo. Después de una batalla así, era natural que sintiera miedo de enfrentarlo de nuevo, ademas, Macaque siempre fue considerado el cobarde del grupo por algo.
—Lo entiendo, hermano, pero la traición de Sun Wukong hacia ti no será el único golpe, créeme. Tal vez nuestros demás hermanos corran peligro. O quien sabe, tal vez regrese por ti, y cuando eso ocurra, querrás a alguien de tu lado, al igual que yo. —dijo muy serio antes de desaparecer en una nube de humo.
La idea de Wukong regresando para terminar el trabajo si lo hizo temblar, pero no podía pensar más en eso, no con un cachorro temblando en sus brazos.
—Ya puedes soltarme, Niño. —se rió casi divertido, esperando que el pequeño se relajara, mas no funcionó. Tuvo que esperar un rato, dando un pequeño paseo por el bosque antes de volver a la caverna.
El resto de la tarde, el cachorro estuvo demasiado callado y tranquilo, sin querer comer en la tarde, y rehusándose a entrar a dormir cuando anocheció, quedándose en la orilla del acantilado, simplemente observando todo, aunque estuviera oscuro.
—Suficiente, niño. —Macaque se acercó, sentándose a su lado con calma, ofreciéndole un plátano. —Tienes que comer algo.
—No, gracias. —negó pero intentó sonar amable, como Macaque le había enseñado.
—No es una pregunta. Tómalo. — ordenó, viendo como el pequeño aceptaba el plátano, pero solo lo miraba sin siquiera pelarlo, —¿Qué te sucede? ¿No me digas que Tamarin te asustó? Niño, el solo...
—¿Quien es Sun Wukong? —habló muy claro, como si hubiera estado repitiéndose esa pregunta varias veces antes decirla en voz alta.
Macaque lo contempló un momento antes de responder. Sería difícil tener esa conversación, ya que en realidad no sabía si Tamarin tenía razón y El Niño era una creación del mismo Wukong, o solo compartía origen con él.
—Un gran idiota...
Era la manera perfecta de empezar esa historia.
ESTÁS LEYENDO
A gift of destiny
FanfictionLa muerte de Macaque a manos de Sun Wukong es presenciada por una diosa quien cree que el mono de las sombras merece otra oportunidad, ya que puede ver la bondad en su interior. Asi que, le pide un favor a Yan Wang, el supervisor del inframundo. ...