Capítulo 22

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ADVERTENCIA: De nuevo, tenemos cap largo, jajaj disfruten


Ao Lie observó con cuidado al pequeño, el cual ya estaba comenzado a dibujar con los pergaminos y lápices que Wukong había conseguido para el de quién sabe dónde. No dejaba de dibujar estrellas, una montaña con una cueva, y extraños intentos de dibujos de los peregrinos, y muchos dibujos de el mismo con quien pensó se trataba del famoso padre del cachorro. 

—Son muy bonitos. —le dijo el dragón mientras se sentaba junto a el, viéndolo dibujar. —¿Este es tu papá? —se atrevió a preguntar mientras tomaba uno de los dibujos con cuidado. 

Xiaotian se detuvo y miró a Ao Lie sin saber bien cómo sentir al respecto. —Si. —respondió sin problema. 

—Se ven muy felices... ¿Qué están haciendo aquí? —quiso saber mientras le devolvía el dibujo. 

—Ouh... el esta... contándome una historia... estas son las figuras que hace con las sombras. —las señaló en el dibujo aunque eran algo extrañas de ver.

—¿Le gustaba contarte historias? 

— Si. Le gusta contármelas como si fuera... como si mucha gente lo estuviera viendo... haciendo voces diferentes solo para que me riera. —explicó con mucha emoción, mientras el dragón lo observaba con fascinación. 

No era posible que ese mismo demonio enojado lleno de venganza fuera la misma persona que el cachorro describía y dibujaba. Solo lo había visto una vez, pero esa primera impresión era suficiente para temerle al mono de las sombras. 

Durante su pelea contra Sun Wukong había demostrado ser un oponente digno, con muchos trucos bajo la manga, con la gran ventaja de conocer al gran sabia de tiempo atrás, siendo capaz de adivinar sus movimiento, sin embargo su fuerza, su poder no eran suficientes para ganar contra alguien como Monkey King. 

—Suena divertido. —le dedicó una amistosa sonrisa, olvidando esos pensamientos un momento, concentrándose en el inocente niño quien ya comenzaba a mostrarse triste. —Debe quererte mucho. 

—Si. 

—Yo no conocí a mi padre. —comentó el dragón para distraer al cachorro de su tristeza. —Bueno, al menos no de la manera... correcta. Mis hermanos eran los que estaban conmigo, nos cuidábamos entre nosotros, como una familia... supongo. Así fue hasta que cada uno tuvo que cumplir su deber, y nos separamos. 

—Pero... se vuelven a reunir ¿No? Eso... eso hacen las familias. —se mostró nervioso de nuevo, preguntándose porque ese grupo habla de dejar solos o separarse de sus seres queridos como si fuera algo normal. 

—Si, seguro que nos volveremos a reunir, pero ya no será como antes. 

—¿Qué quieres decir? —inclinó su cabeza con confusión, sacándole una leve y tierna risa a Ao Lie de solo verlo. 

—No puedes esperar que las cosas sean siempre de la misma manera. Las almas aprenden, crecen... se transforman. Tal vez cuando vuelva a ver a mi familia, ellos no eran como los recuerdo. Tal vez sean buenos guardianes, tal vez sean mucho más serios, o incluso más cariñosos que antes. El cambio no es malo. Yo los seguiría amando, porque son mi familia. Ese lazo de amor no cambia, no se borra. —dijo antes de tomar el hombro del pequeño con gentileza. 

—¿Estas seguro? —quiso saber, pensando en la pequeña posibilidad de que la razón por la que Macaque aun no lograba dar con el, ni respondía a los aullidos era porque Tamarin tenia razón desde el principio. Le aterraba que fuera posible que el mono de las sombras solo lo quisiera para vencer a Sun Wukong, y ahora que se encontraba con el ya nombrado, Macaque no se acercaría nunca. 

A gift of destinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora