Capítulo 41

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HOLA... DE NUEVO, CUANTO TIEMPO... AY, YA NO PUEDO DECIRLES NADA.. LOS FINALES SIEMPRE ME PONEN EXTRAñA, ASI QUE POR FAVOR DISFRUTEN ESTE CAPITULO


... 


Las cosas en el reino celestial estaban algo tensas. El emperador de Jade, movido por algunos rumores, buscaba al responsable de la creación de aquel ser tan similar al mono de piedra auto proclamado sabio igual al cielo. 

—Haganla pasar —ordenó el emperador y sus guardias obedecieron, dejando que la diosa bondadosa pasara a su sala del trono. —Guan Shi Yin, ha venido a mis oídos un rumor preocupante, señalándote como la responsable de la creación de aquel cachorro de mono que amenazaba nuestro reino y el mortal. 

La diosa se acercó casi con elegancia, asegurándose de hacer las reverencias apropiadas para el emperador, mostrándose tranquila. —Si eso fuera cierto su alteza, usted mejor que nadie debe saber que nunca haría algo asi sin un buen motivo, ademas de que yo no consideraría a un cachorro como ese un peligro... 

—¿Te atreves a contradecir a tu emperador?

—No, eso jamas, alteza... aunque... debe admitir que el infante no presenta ninguna amenaza mucho menos para alguien como usted ¿O sí? 

El emperador suspiró para calmarse solo observándola y esperando que aceptara la responsabilidad. 

—Oh, es un gran alivio que lo hayan asesinado... —uno de los supuestos consejeros del emperador entró, solo delatando por un instante el brillo verdosos de sus ojos antes de acomodarse la túnica. —¿No lo sabia? —soltó una sonrisa demasiado divertida al ver la cara de sorpresa de la diosa. —Ese dragón... Ao Lie, lo devoró entero para proteger a los suyos... 

—Lo que significa que... un viaje rápido al reino de los muertos y sabremos exactamente que sucedió, a menos que desees decirnos algo Guan Shi Yin... 

Ella parecía apenas estar procesando lo dicho, sin encontrarle sentido, lo que le preocupaba un poco más. Por suerte se dio cuenta de que estaba guardando mucho silencio. —Emperador, yo... 

—¡Emperador! —dos demonios con cabeza de animales entraron al jugar muy escandalosos, incluso peleando para ver quién pasaba primero. —¡Emperador, traemos una invitación, nuestro regente, el gran Yang Wang requiere de su presencia inmediata! 

—¿Y qué puede motivar  tanta urgencia? 

—Nos dijo que desea confesar algo —le respondieron antes de abrirle el portal directo al Diyu.

—De acuerdo. Puedes irte Guan Shi Yin, terminaremos esta conversación más tarde. —era evidente que no estaba contento con aquello, sin embargo aceptó bajar primero, acudiendo a esa breve audiencia

...


Las horas pasaron y la diosa ya estaba muriendo de la angustia al no saber bien culares eran los asuntos que Yan Wang tenía con el emperador. ¿Hablaría sobre el trato ? ¿Le entregaría el alma de la criatura al emperador? o la pero opción de todas...

Admitia que esa posibilidad que pasó repentinamente por su cabeza la llenó de culpa, por lo que, con la misma fuerza y velocidad del viento mismo, viajó lo más rapido que pudo a la entrada terrenal del Diyu, dirigiéndoselo al castillo del regente, viendo justo el momento en el que el Emperador de Jade dejaba el lugar junto a sus guardias. 


—Yan Wang... he venido a... —no tuvo ni tiempo para formular palabra, pues la imagen de enfrente era peor de lo que había imaginado. Siempre era dura presenciar esos tratos, y era peor para ella que poseía un corazón demasiado gentil. —¿Pero qué haz hecho? —los pies de la diosa tocaron el suelo para ir en ayuda del gran regente del Diyu, que en ese momento, se veía igual un simple condenado más con una cadenas en sus muñecas que lo mantenían en su lugar y los azotes en su espalda eran tan recientes que la sangre seguía cayendo, lo curioso es que el carmesí de las heridas parecía  fundirse con su piel, volviéndola más roja que antes. 

A gift of destinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora