Capítulo 31

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ADVERTENCIA: ESTE CAP SI ES EL MÁS LARGO HASTA AHORA, JAJAJA, NO PUEDO CREER QUE YA SEAN 31 CAPS Y 10K LECTORES. GRACIAS DE VERDAD POR ESTAR AQUI. 

YA, SIN PONERNOS TAN SENTIMENTALES, DISFRUTEN



Odiaba la manera presumida y rápida en la que Sun Wukong se movía en su nube, pero Macaque se negó a gritar o a mostrarse nervioso mientras el supuesto gran sabio igual al cielo lo sostenía de los brazos solo para que no se cayera al vacío. 

Wukong soltó una risa divertida y con un rápido movimiento de brazos logró alzar a Macaque, colocándolo en su espalda para poder moverse un poco mejor. 

—¿Qué demonios haces? —le reclamó Macaque al golpear con la espalda de Wukong, acomodándose un poco mejor para no caer. 

—Relájate. —soltó una risa. —Sé lo que hago. 

El mono de las sombras soltó un bufido divertido al escucharlo. Ya había escuchado eso antes, demasiadas veces. Era difícil creerle a esas alturas, pero sentía que no tenia otra opción, así que solo se sujetó lo mejor que pudo y dejó que el mono dorado diera vueltas por el cielo un rato, conteniendo las ganas de gritar cada que daba una vuelta innecesaria. 

Por suerte para él, Wukong descendió al poco tiempo, solo que algo alejados del grupo de peregrinos. Hizo desparecer su nube, pero mantuvo a Macaque en su espalda, avanzando de manera normal, como si el peso extra no fuera una molestia. 

—Sé lo que estas haciendo. —habló Wukong después de una camita silenciosa que Macaque agradecía. 

—¿Qué? 

—No sé lo que Tamarin te mostró o lo que el maestro de dijo, pero... no te des por vencido. Deja de actuar como si estuvieras derrotado. 

—Cállate, Wukong. —le pidió con cansancio en su voz. 

—Hablo en serio. —dijo y lo demostró con su voz, deteniéndose un momento. —Actúas como si fueras un prisionero resignado. 

—Es lo que soy. 

—No. Eres un guerrero. Vamos... ¿Dónde esta esa chispa? —pregunto dando un salto, sabiendo que el mono en su espalda se alzaría por la inercia. —El Macaque que conozco no se rendiría tan fácil, seguiría peleando, ideando mejores planes en su cabeza, asuntándome porque parece saberlo todo. No reconozco a este... ser patético en mi espalda... que siente pena por sí mismo. 

—¿Qué quieres que haga? ¿Quieres que me libere? ¿Qué luche?—sonaba enojado, pero en realidad se sentía herido y algo triste. —Intenté irme, y me detuviste

—Porque no quería que fueras tú solo. No pensé que...

—¿Qué? ¿Que te pedirían encadenarme? Por favor... te morías por hacerlo—soltó una risa amarga. 

—No es verdad. 

—Ya que importa. Estoy aquí... herido y sin poderes, esperando que un grupo de tonto cumpla su palabra ¿Qué más quieres que haga? 

Wukong dejó salir un suspiro muy cansado y se agachó un poco para que Macaque se bajara de su espalda para poder mirarlo de frente. —Tenemos un objetivo en común. —lo tomó de los hombros con algo de fuerza, sintiéndose incomodo al ver como el mono de las sombras volvía a cerrar los ojos y se tensaba, como si le tuviera miedo, o como si esperara un golpe. —Somos aliados, Macaque. Solo quiero que confíes en mí, y en mis amigos, para que podamos hacer lo mismo. 

—Habla igual que el monje. —pensó Macaque al escucharlo, mas no le dijo nada, solo lo observó casi curioso. 

—Ok, entiendo. —al no recibir respuesta, decidió tomar las muñecas de Macaque de manera algo brusca, usando algo de su poder para poder liberarlo de una de las cadenas. 

A gift of destinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora