Capítulo 20

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La mañana llegó, y los peregrinos se preparaban para partir, levantando el pequeño campamento como ya era rutina.

Todo estaba yendo normal, hasta que el cachorro despertó debido al ruido, específicamente los leves gritos de Zhu Bajie y Sun Wukong en una de sus discusiones mañaneras.

—¿Eh? —el pequeño se talló los ojos con cuidado para poder ver bien a su alrededor, poco a poco recuperando los recuerdos de la noche, poniéndose más alerta al enfocar de nuevo a Wukong, sintiendo la necesidad de retroceder y agazaparse cuando este le devolvió la mirada.

—¡Ya estás despierto! —el mono dorado se acercó muy rápido, quedando al lado del menor en un abrir y cerrar de ojos. —¿Como te sientes, amigo?

No le respondió con palabras, estaba nervioso y la cercanía de Wukong no lo ayudaba, así que solo asintió y trató de alejarse un poco, sintiendo las hojas y almohadas debajo de el.

—No es la respuesta que esperaba. —comentó Wukong observando atentamente al cachorro con una media sonrisa. —No me digas que en serio me metes. —se burló dejando salir una risa.

El pequeño bajó la cabeza algo avergonzado.

—Ouh... oye, relájate, no voy a hacerte daño. Sería tonto pelear contra un niño, ganaría muy fácil y no se sentiría como una victoria de verdad. —comentó divertido, usando su cola para acercar al cachorro y poder abrazarlo de lado. —Aunque con ese poder podrías darme pelea ¿No? —señaló el pecho del cachorro, haciendo que este bajara la vista, recibiendo un juguetón golpe en la nariz por parte del dedo de Wukong.
Xiaotian no pudo evitar sacudir la cabeza por eso, soltando una muy leve risa por la sorpresa. —¿Donde lo conseguiste? ¿Alguien te lo dio? —el mono no era muy bueno para ser sitio o ir lento, prefería despejar sus dudas rápido.

—No. —logró decir pese a su temblorosa boca. —Y-yo... nací con el. —volteó a ver a Wukong muy seguro de sus palabras.

—¿Qué? —el mono dorado se mostró confundido y dudoso, lo que le parecía extraño al cachorro, pues el al igual que Macaque pensaban que había nacido debido al mismo Wukong, como Yu Tamarin decía, sin embargo, el gran sabio no parecía tener idea de la existencia si quiera del cachorro.  —Eso no es...

—¡Sun Wukong, apresúrate! —escuchó a sus compañeros llamarlo.

—¡Ya voy! —les respondió y volteó a ver al cachorro. —Oh, ven, debes estarte muriendo de hambre. —ni siquiera lo dejó protestar, pues se movió muy rápido, tomando al Niño de la cintura y subiéndolo como si nada a sus hombros para llevarlo con los demás.

Se vio obligado a desayunar con ellos disfrutando la comida que el demonio cerdo había preparado. Wukong se había sentado a su lado , logrando que el pobre se sintiera vigilado, custodiado por un ser demasiado rápido para perderlo con facilidad.

—¿Y cuál es tu nombre? —le preguntó Zhu Bajie mientras le servía un poco más de fideos en el plato de barro.

—Xiaotian. — respondió en voz baja.

—¿Viajabas solo, Xiaotian?

—Ah... —lo quiso responder a eso.

—¿Estas perdido? —dijo Sha Wujing con preocupación.

—Bueno...

—¿O estabas huyendo? —cuestionó Ao Lie.

—No lo invadan con tantas preguntas. —aconsejó Tripitaka, siendo el único aparte de Sukong en notar la incomodidad de, cachorro.

—Disculpe maestro. —se disculparon.

El monje dejó salir un suspiro y se acercó al pequeño, arrodillándose para quedar a su altura. —No te obligaremos a hablar si no deseas hacerlo, pero si no nos dices lo que sucedió no podremos ayudarte, y eso es lo único que queremos. Debes entender que ver a un niño en tu estado preocuparía a cualquiera.

A gift of destinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora