Capítulo 10

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...


El portal de sombras llevo a ambos a una parte del bosque, a pocos kilómetros alejados de lo que antes era la hermosa ciudad que la hermandad había construido. 

Macaque pensó en ir más lejos, tal vez aparecer directo en la caverna, pero algo se sentía extraño en su interior, y necesitaba dar una vuelta para despejarse, ademas, necesita agotar al cachorro sobre sus hombros de alguna forma para que al volver a la caverna cayera dormido.

—¿Esas cosas muerden? —preguntó el pequeño intentando tomar la mano de Macaque, sosteniendo de la cabeza del mayor para no caerse mientras se inclinaba. 

El mono de las sombras dejó salir un bufido divertido, acercando su dedo para que el niño lo viera, inspeccionando el piquete con cuidado.  —Se llaman arañas. 

—No me gustan las arañas. —declaró el niño casi ofendido, aun tocando la mano del mayor con cuidado. 

—Si, lo noté. —se burló, alejando su mano para sostener los pies del niño mientras avanzaba un poco más rápido, disfrutando del amanecer en el bosque. 

—¿Macaque?  —el niño lo llamó después de un largo rato caminando, haciendo que el mayor alzara la vista un poco, aunque en realidad no podía verlo.  —¿A dónde vamos?

— Hay que olvidar todo lo que ha sucedido, y solo... caminar por un rato sin rumbo.  —le dijo sin dejar de caminar. 

—¿Sin rumbo? —inclinó su cabeza un poco, y aunque Macaque no vio, podía imaginarlo de esa manera, sacándole una sonrisa. 

—Si... avanzar sin saber bien a dónde ir. —le explicó. 

—¿Perdidos? 

—No, bueno... En este caso. Caminamos solo por diversión, no para llegar a alguna parte. —siguió explicándole, logrando que el cachorro entendiera mejor la palabra nueva y la situación en la que estaban. 

—Ok —aceptó sin problema con voz casi alegre. 

Siguieron así por un rato hasta que al pequeño se le durmieron los pies y decidió bajar de los hombros de Macaque, empezando a caminar por su cuenta, quitándose la capa roja y entregándose al mayor para que este la dejara caer en un portal de sombra, seguro devolviéndola a la caverna. Sin el peso extra, el cachorro se sintió libre de correr por ahí, olfateando todo y viendo las plantas y animales pequeños cercanos, esperando que ninguno de esos nuevos "amigos" fueran las ahora temidas arañas. 

El mayor lo observaba de cerca, dedicándole una muy leve sonrisa. Era agradable verlo de nuevo con esa curiosidad, caminando y explorando por su cuenta. Sabia que seguía preocupado por la manera en que volteaba a verlo de vez en cuando, como si temiera hacer algo que lo hiciera enojar o algo parecido. 

Macaque pensó en sentarse un momento, dejando que el cachorro continuara divirtiéndose mientras el echaba un vistazo al raro collar que Tamarin le había lanzando, ya que las runas escritas sobre él eran algo extrañas. Tenia la impresión de haberlas visto en alguna parte, solo que no lograba recordar bien en dónde.

—Ah... Macaque. —el niño lo llamó con preocupación. El mono de las sombras alzó la vista para ver al cachorro. 

Sus ojos desprendían ese inusual brillo dorado, y comenzaba a observar todo con demasiado asombro, seguro notando cosas que el mayor no lograba percibir. 

—Otra vez. —le avisó, tallándose los ojos, buscando recuperar su vista normal sin ningún éxito. 

—Cálmate. —se acercó al cachorro. —¿Qué estas viendo? 

A gift of destinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora