Capítulo 19

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Era una noche tranquila.

Los peregrinos se encontraban cenando en su campamento , contando algunas historias tontas, dejando salir unas risas, y sintiéndose aliviados al ver al monje tan a gusto como ellos.

—Tal vez me quede por aquí un tiempo... Abriré un restaurante. —habló Zhu Bajie con esperanza y alegría, como si ese sueño fuero el más hermoso de todo.

—Solo procura no devorar la comida de los clientes. —comentó Sha Wujing, haciendo reír a Sun Wukong y a Ao Lie.

—O a los clientes. —completó Sun Wukong, recibiendo la mirada molesta pero juguetona de su compañero.

—Que gracioso. —dijo Zhu Bajie con sarcasmo. —¿Qué harás tú al final del viaje?

—Oh... bueno... yo. —el mono dorado se rascó la cabeza. A decir verdad, el dichoso viaje parecía nunca tener fin, pero no se quejaba por eso, disfrutaba de la compañía de sus compañeros, y le gustaban las cosas que había aprendido. Era difícil para el pensar en lo que haría cuando todo llegara a su fin, ya que sentía que ya no quedaba nadie esperando su regreso. —Oh, supongo que volveré a Flower Fruit Mountain... seguro mis súbditos esperan por mi. —habló con presunción poniendo derecho y fingiendo ser alguien importante, sacándole una risa a sus compañeros.

La conversación continuó un rato más, pero el gran sabio igual al cielo dejó de ponerles atención cuando un extraño presentimiento llegó en forma de escalofrío. Sus oídos percibieron unos pasos muy apresurados que venían del bosque.

—¿Estas bien? —El joven dragón se encontraba sentado a su lado, contemplándolo con algo de preocupación.

—Algo esta pasando. —dijo con un tono serio, aunque solo sentia curiosidad.

—¿Qué? —preguntó Ao Lie.

—¿Qué dices? —dijo Zhu Bajie algo preocupado por el rostro del mono.

—Voy a investigar. —solo avisó antes de salir corriendo, desapareciendo a los ojos de los demas por la rapidez en la que se había movido.

—Espera...

—¡Sun Wukong!

El gran sabio se movió entre los arboles, percibiendo un olor curioso que lo obligó a disminuir su ritmo. Lo que fuera que estuviera buscando estaba cerca.

—¡Xiaotian, espera! —escuchó el grito de una voz masculina.

Se acercó al origen de esa voz, notando que provenía de la cima de un árbol. Pensó en escalarlo, pero entonces, justo frente a él, vio a un pequeño demonio mono caer, tropezando con sus propios pies. —¿Qué carajo? —se le salió la grosería al contemplarlo bien.

—¡Sun Wukong! —sus compañeros lo estaban llamando, seguro por salir corriendo de esa manera.

El niño intentó escapar. —¡Oh, no, no, no! —Wukong se movió con rapidez, tomando al niño de los hombros, esperando no lastimarlo, observando su rostro con cuidado, mientras este respiraba de manera agitada. —¿Quién eres tú? —activó su visión dorada por mera curiosidad, reconociendo su propia magia dentro del pequeño, mas era diferente, parecía haberse fusionado con la magia de alguien más, convirtiéndose en otra cosa, como si el cachorro la hubiera vuelto suya.  —Tu... —sus ojos volvieron a la normalidad, poniéndose nervioso al ver al niño tan asustado, respirando de manera casi errática. —Oye... cálmate

Xiaotian no pudo controlarse. Al ver a Wukong tan de cerca, sintió mucho miedo. Recordó el rostro lastimado de Macaque, la manera en la que el mismo había reaccionado cuando trató de acercarse al mono dorado la primera vez. En ese momento no le tomó importancia, pero antes de convertirse en sombras, el cachorro logro escuchar el agitado corazón de su padre. El mono de las sombras tenía miedo en ese momento, miedo de Wukong.

A gift of destinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora