Capítulo 21

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Pasaron algunos días.
Xiaotian acompañó al grupo de peregrinos, y observó en primera fila como Sun Wukong enfrentaba a algunos demonios que intentaban llevarse al monje. Empezó a verlo como una clase de héroe. Un valiente héroe dispuesto a ayudar a sus amigos a toda costa, aunque peleará mucho con el demonio cerdo y encontraba las reprimendas de Tripitaka algo duras, nunca sintió odio entre ellos. Parecían un grupo de amigos emprendiendo un viaje.

Ese día, antes del atardecer, el monje le permitió al pequeño viajar con él en el caballo, mientras que Wukong revisaba el area con ayuda de su nube, según él para ver si había demonios cerca y un lugar para acampar en la noche.

—¿Por qué tratan de llevárselo? —preguntó el niño con inocencia, acomodándose con cuidado sobre la cabeza del caballo para mirar al humano de frente.

—¿Qué? —la pregunta lo tomó por sorpresa, ya que el cachorro llevaba un rato sin decir nada. —Oh, hablas de los demonios. Bueno... ellos creen que si logran comerme se volverán inmortales. —le explicó de manera simple para que lo entendiera.

—¿Se lo quieren comer? —alzó la voz más de lo esperado. Estaba casi atónito con esa información. El pobre no dejaba de imaginarse al pobre monje sumergido en un caldero enorme, mientras los demonios le echaban especias. Ese tipo de cosas solo las escuchaba en los cuentos de terror de Macaque, y ni siquiera en cuento eran bonitos. —¿Y no le da miedo?

—No. —dijo con calma. —El destino tiene un plan para cada uno de nosotros, y si mi destino es perecer de esa manera o cualquier otra, lo aceptaré.

—¿Qué? —el rostro confundido del menor hizo reír al monje. Era tan expresivo que sería difícil ocultar sus emociones.

—Algún día lo entenderás. Aún eres muy joven para comprender al destino y sus formas.

—Supongo... —se rascó la cabeza con algo de duda y miro el cielo, animándose de nuevo al ver descender a Wukong con ayuda de su nube.

—Maestro, esta todo despejado. —le dijo al monje haciendo una reverencia. —¿Qué haces, Kid? Ven, ayúdame. —le pidió al niño, esperando que este no estuviera molestando a su maestro.

—¿A que? —le preguntó mientras saltaba a los brazos del mono dorado.

—Permiso, maestro. —le dijo antes de llevarse al cachorro, para que lo ayudara a vigilar el área por un rato, enseñándole como estar atento a señales enemigas, cosa que el pequeño ya sabía, pero le gustaba ver la manera en la que el mono dorado lo hacía. Era diferente a como su papá le había enseñado. Si usaba su olfato y oídos, pero Sun Wukong le enseñó a confiar en su "instinto", y en usar apropiadamente la visión dorada, activándola a voluntad para notar aquello que los demás no podía.

Luego de eso, Xiaotian fue a ayudarle a Zhu Bajie con la cena. Nadie entendía porque, pero al cachorro le agradaba apoyar al demonio cerdo con la cena, siempre preguntándole cosas sobre su "destreza en la cocina", interesado en ello como si de verdad fuera un excelente cocinero. También le ayudaba a Sha Wujing a seleccionar las flores y hierbas correctas para el té, platicando un rato con el ser de piel azul por largos ratos, contándole cosas que solían pasarle en el bosque cuando salía a explorar solo.

—Se está haciendo tarde, criaturita. Deberías volver con Sun Wukong. —le sugirió Sha Wujing con una sonrisa amistosa en su rostro. No mentía. Todos habían terminado de cenar hace mucho tiempo, pero ellos se la habían pasado conversando un rato.

—Ouh. —dijo Xiaotian un poco desanimado. —Ok...

—¿Te ocurre algo? —le preguntó al ver su rostro casi triste.

A gift of destinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora