La vida de Kate no ha sido sencilla ya que, durante toda su vida ha sido ignorada y despreciada por su familia.
Especialmente por su madre, quien creía que estaba recibiendo alguna especie de castigo divino al tener a una niña que era la viva image...
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Durante todo el viaje, los hermanos Weasley se la pasaron hablando con Kate acerca de Hogwarts y de todas sus experiencias.
Le hablaron sobre los profesores, las casas, los alumnos. Y con cada palabra que ellos decían la emoción de Kate solo se hacía más grande.
— Estoy muy contento de que hayamos podido rescatarte — dijo Ron mirando fijamente a Harry —. Me preocupe porque no respondías mis cartas. Incluso llegue a echarle la culpa a Errol.
— ¿Quién es Errol? — pregunto Harry confundido.
— Es nuestra lechuza macho, pero esta viejo. No sería la primera vez que le da un colapso al hacer una entrega. Así que intente pedirle a Percy que me prestara a Hermes...
— ¿Quién? — pregunto esta vez Kate.
— La lechuza que nuestros padres le compraron a Percy cuando lo nombraron prefecto — explicó Fred desde el asiento delantero.
— Mi pregunta era, ¿quién es Percy? — repitió ella con una sonrisa.
— Percy es nuestro hermano mayor — explicó George.
— Es prefecto de Gryffindor — agregó Ron.
— Y está completamente obsesionado con eso — dijo Fred con algo de desdén —. Este verano ha estado enviando montones de cartas y pasando muchísimo tiempo encerrado en su habitación.
— También se la pasa todo el día sacando brillo a la insignia de prefecto. Nadie podría sacarle tanto brillo a una insignia. Te estás desviando hacia el oeste, Fred — agrego Ron señalando un indicador en el panel de instrumentos del auto. Fred giró el volante.
— ¿Su padre sabe que se llevaron el auto? — pregunto Harry, adivinando la respuesta.
— No — contestó Ron —, está noche tenía que trabajar. Espero que podamos dejarlo en el garaje antes de que nuestra madre se dé cuenta de que nos lo llevamos.
