La vida de Kate no ha sido sencilla ya que, durante toda su vida ha sido ignorada y despreciada por su familia.
Especialmente por su madre, quien creía que estaba recibiendo alguna especie de castigo divino al tener a una niña que era la viva image...
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Kate se quedó en silencio durante algunos segundos, mirando fijamente al joven Gryffindor quien se mantenía frente a ella con una expresión nerviosa en el rostro y las mejillas completamente coloradas.
— Neville yo... — empezó a decir finalmente la chica —. De verdad aprecio mucho tu invitación, pero... no quiero ir al baile contigo.
La expresión en el rostro del chico pasó rápidamente a ser una de tristeza.
— Pero no es por ti — se apresuró a decir la chica —. Es solo que... no me gustan los bailes. Considero que son arcaicos y una forma bastante romantizada de fomentar el machismo y el patriarcado dentro de la sociedad.
El muchacho frunció el ceño confundido ante aquellas palabras de la chica.
— De hecho, sí, estoy tan en contra de eso que probablemente si el mismísimo Viktor Krum me lo pidiera, puedes estar seguro de que recibiría exactamente la misma respuesta que tú — continuó diciendo la pelirroja.
Neville esbozó una pequeña sonrisa, aunque aún parecía ligeramente triste.
— Está bien, Kate. Solamente tenía que intentarlo — dijo empezando a darse vuelta para irse.
— ¿Por qué no se lo preguntas a alguien más? — le sugirió Kate frenando sus pasos —. Estoy segura de que debe haber muchas chicas que seguramente querrían ir contigo. ¿Qué tal Ginny? Estoy segura de que la pobre debe estar esperando que Harry la invite, pero puedes estar seguro de que no lo hará. Harry es muy tonto.
Esto pareció animar un poco al joven Longbottom.
— Está bien, tal vez la invité a ella — dijo.
Kate le dedicó una sonrisa.
— En cualquier caso, muchas gracias por tu invitación, Neville, en verdad lo aprecio mucho.
El joven le dedicó una última sonrisa a la chica antes de continuar su camino.
