La vida de Kate no ha sido sencilla ya que, durante toda su vida ha sido ignorada y despreciada por su familia.
Especialmente por su madre, quien creía que estaba recibiendo alguna especie de castigo divino al tener a una niña que era la viva image...
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A la mañana siguiente, la enorme tormenta que había cubierto los terrenos del castillo se había disipado por completo, sin embargo, el techo en el Gran Comedor seguía manteniendo un aspecto bastante triste. Durante el desayuno, unas nubes enormes de color gris se arremolinaron sobre sus cabezas mientras Kate, Harry, Ron y Hermione analizaban sus horarios en la mesa de Gryffindor. Unos asientos más allá, Lee Jordan junto a Fred y George discutían sobre métodos mágicos para poder envejecerse y engañar al juez imparcial para poder participar en el Torneo de los Tres Magos.
— Bueno, no está mal — dijo Ron —. Estaremos fuera hoy toda la mañana. Herbologia con los de Hufflepuff y Cuidado de Criaturas Mágicas.
— ¿Tú qué clases tienes, Kate? — preguntó Harry.
Kate miró la hoja de pergamino con su horario.
— Transformaciones y Aritmancia — dijo.
Ron puso una mueca.
— ¿Artmancia? ¿Elegiste Aritmancia como materia optativa?
Kate asintió en respuesta.
— ¿Por qué? — preguntó con desagrado el pelirrojo.
— Me parece interesante saber las propiedades mágicas de los números — dijo encogiéndose de hombros.
— Exactamente — estuvo de acuerdo con ella Hermione.
— Que horror — murmuró con desprecio, Ron.
Gareth se acercó entonces sosteniendo un montón de libros en sus manos.
— Buenos días, Kate, Potter, Granger... Weasley — dijo lo último con desagrado.
— Tonks — le respondió del mismo modo el pelirrojo.
El joven dejó los libros sobre la mesa de la casa Gryffindor y después tomó asiento al lado de su amiga.
— ¿Para qué son esos libros? — preguntó Kate mirando con interés la pila de libros que transportaba.
