La vida de Kate no ha sido sencilla ya que, durante toda su vida ha sido ignorada y despreciada por su familia.
Especialmente por su madre, quien creía que estaba recibiendo alguna especie de castigo divino al tener a una niña que era la viva image...
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— La Orden del Fénix, es una especie de sociedad secreta que fue fundada por Dumbledore para pelear contra Quien Tú Sabes durante la primera guerra mágica — explicaba Gareth mientras los dos caminaban por los enormes y oscuros pasillos de Grimmauld Place —. Según me he enterado debido a las conversaciones que he escuchado a lo largo de mi estadía aquí, este grupo fue fundado en los setenta para enfrentarse a los mortífagos y todos los seguidores de aquella escoria.
Kate escuchó atentamente mientras asentía con entendimiento.
— ¿Y quiénes son los miembros de esta... Orden? — preguntó con curiosidad la chica.
— Bueno, hay mucha gente — respondió Gareth con rostro pensativo —. Hemos conocido a unos veinte desde que estamos aquí, pero Granger dice que es probable que haya más.
La chica asintió de nuevo y se quedó mirando fijamente hacia una de las paredes cubiertas de elegante tapiz de color oscuro.
— ¿Y saben en donde está... Ya Sabes Quién? — preguntó con cautela.
Gareth se tensó de inmediato al entender lo que la chica trataba de decirle.
— No... Bueno, no con exactitud — respondió el chico —. La señora Weasley no nos deja acercarnos a las reuniones. Pero... Fred y George crearon una especie de orejas extensibles que utilizábamos al principio para poder escuchar algo de las reuniones, pero la señora Weasley nos descubrió. Aunque, según pudimos escuchar, algunos de los miembros de la Orden están vigilando muy de cerca a unos conocidos mortífagos, mientras que otros están montando guardia en no sé dónde para vigilar a no sé quién.
— Deben haberse estado refiriendo a Harry — comentó Kate —. Según entiendo, algunos magos habían estado vigilándolo por Privet Drive durante las últimas semanas.
— Sí, debían haberse estado refiriendo a eso.
Ambos se quedaron en silencio mientras caminaban. Kate aprovechó ese silencio para observar mejor la casa, así como también los enormes cuadros de aspecto antiguo que vestían las paredes.
