La vida de Kate no ha sido sencilla ya que, durante toda su vida ha sido ignorada y despreciada por su familia.
Especialmente por su madre, quien creía que estaba recibiendo alguna especie de castigo divino al tener a una niña que era la viva image...
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— Parece que fue un golpe duro — decía Madame Pomfrey mientras analizaba la cabeza de Dean.
A pesar de sus múltiples negativas, Kate había prácticamente obligado a Dean a ir a la enfermería para que le revisaran el golpe que este se había dado en la cabeza.
— ¿No te duele? — preguntó la enfermera.
Dean negó con la cabeza.
— No, no me duele — le dijo Dean.
— ¿Sientes algún mareo o...? — Dean negó de nuevo —. Muy bien, pues parece que no te pasó nada grave. Simplemente un pequeño chichón en tu cabeza, pero se curará eventualmente. De todas formas, si llegas a sentirte mal más tarde, ven inmediatamente.
Luego de eso, la enfermera se dirigió a otra camilla en la cual se encontraba un alumno de segundo año que aparentemente se había caído de su escoba.
Kate observó hacia la otra camilla por un momento y luego giró la cabeza, pero no se atrevió a mirar a Dean.
— ¿Qué pasa? — preguntó Dean.
— Nada — respondió Kate aún sin mirarlo —. Es solo que... yo lo siento mucho.
Dean la miró con curiosidad.
— ¿Y eso por qué? — preguntó el chico completamente confundido.
— Bueno, pues porque por mi culpa Snape te castigo — dijo ella.
Dean negó con la cabeza.
— Claro que no, eso no fue culpa tuya.
Kate levantó la vista finalmente y miró a Dean.
— Si yo no hubiese hecho todo el escándalo que hice, Malfoy no te hubiese atacado y Snape no te hubiese castigado.
Dean la observó durante un par de segundos y luego soltó una estridente carcajada. Kate lo miró con el ceño fruncido, sintiendo una gran preocupación por su salud mental. Finalmente, la risa de Dean cesó, aunque no del todo, y miro a Kate.
