La vida de Kate no ha sido sencilla ya que, durante toda su vida ha sido ignorada y despreciada por su familia.
Especialmente por su madre, quien creía que estaba recibiendo alguna especie de castigo divino al tener a una niña que era la viva image...
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— Oye, Kate — la llamó Gareth cuando la vio aparecer en el vestíbulo esa tarde.
La chica detuvo su andar y se acercó a él con una sonrisa.
— Hola — lo saludó.
— ¿Qué tal estás? — preguntó el chico —. Oí que Longbottom te invitó esta mañana al baile de Navidad.
Kate viró los ojos y negó con la cabeza.
— Las noticias por aquí en verdad se esparcen rápido — comentó la chica.
— Bueno, agradéceselo a Nott, él se ha estado encargando de contárselo a todo el mundo.
— Ese maldito idiota — murmuró con molestia la pelirroja —. ¿Has visto a Neville?
— Lo vi hace rato en la biblioteca. No parecía especialmente afectado.
Kate esbozó una pequeña sonrisa cargada de alivio.
— Me alegra saberlo. Espero que haya tomado mi consejo y haya invitado a Ginny — comentó.
Gareth esbozó una pequeña sonrisa al verla. Una de las cosas que más le gustaban de Kate era la forma en la que se preocupaba por las personas de forma desinteresada.
— Bueno, ¿querías decirme algo? — preguntó de pronto la chica sacándolo de sus pensamientos.
— Ah, si — dijo —. Me topé con Astoria hace rato. Me dijo que, ya que ninguno de nosotros dos iríamos al dichoso baile de Navidad, tal vez podríamos juntarnos para hacer algo divertido.
Kate puso una pequeña mueca.
— Lo siento, Gareth — dijo —. Pero no voy a poder. Voy a ir al baile de Navidad.
Los ojos de Gareth se abrieron como platos.
— ¿Qué dices? ¿El baile de Navidad? ¿Con quién? — preguntó —. Creí que habías rechazado a Neville.
