La vida de Kate no ha sido sencilla ya que, durante toda su vida ha sido ignorada y despreciada por su familia.
Especialmente por su madre, quien creía que estaba recibiendo alguna especie de castigo divino al tener a una niña que era la viva image...
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Gareth abrió la puerta del baño del segundo piso e inmediatamente tanto el castaño como la pelirroja entraron.
— Ah, Gareth y Kate — dijo Myrtle con voz cantarina cuando los vio —. Que gusto es verlos juntos de nuevo. ¿Ya son amigos otra vez?
— Myrtle, ahora no — le dijo Gareth.
La fantasma rio. — Imagino que vinieron a intentar descubrir que dicen esas cartas de Sirius Black. Bueno, no los entretengo más.
Y finalmente, la chica desapareció.
Gareth y Kate se miraron llenos de alivio y Gareth entonces sacó las cartas de su bolsillo, las sacó del sobre y luego extendió los pergaminos en blanco sobre el lavabo.
— Muy bien, dices que ya probaste con revelio, ¿no? — preguntó Kate.
Gareth asintió en respuesta.
— Lo intenté, unas veinte veces, pero no ha funcionado — dijo.
Kate lo pensó por un momento. ¿Qué otros hechizos había que pudieran utilizar para revelar el contenido de las cartas? Si el encantamiento revelio no había funcionado, entonces a Kate no se le ocurría que otro hechizo pudieron haber utilizado para ocultar el contenido de la carta. A menos que...
A menos que las cartas no hubiesen sido escritas con tinta normal.
Inmediatamente, Kate sacó su varita y la puso sobre los pergaminos, dio tres golpes con su varita y dijo:
— ¡Aparecium!
Segundos después, las cartas comenzaron a llenarse de letras ante la mirada asombrada de ambos niños.
— ¿Cómo lo hiciste? — preguntó Gareth lleno de asombro.
— Tinta invisible — explicó Kate —. Es como un juego de niños. Pero es bastante útil si quieres ocultar algo.
— Ingenioso. ¿Cómo es que no se me ocurrió a mí?— se cuestionó Gareth.
— Por eso es que eres el segundo mejor promedio de nuestro año — bromeó la pelirroja.
