La vida de Kate no ha sido sencilla ya que, durante toda su vida ha sido ignorada y despreciada por su familia.
Especialmente por su madre, quien creía que estaba recibiendo alguna especie de castigo divino al tener a una niña que era la viva image...
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El verano estaba por llegar a los campos escoceses, pero las cosas no parecía que fueran a mejorar en Hogwarts.
Harry, Ron y Gareth, habían intentado visitar a Kate y Hermione en la enfermería, pero incluso las visitas ya estaban prohibidas.
No podemos correr más riesgos había dicho la señora Pomfrey.
Ahora que Dumbledore no estaba, el miedo se había extendido aún más, y el sol que calentaba los muros del castillo parecía detenerse en las ventanas.
Gareth solía recordar todos los días las últimas palabras de Dumbledore, así como todos los acontecimientos que habían ocurrido en el colegio.
Durante los últimos días, Gareth había pasado sus días intentando recordar cualquier detalle, cualquier cosa acerca del día en que Hermione fue petrificada. Pero lamentablemente, él no recordaba haber visto nada aquel día que pudiese ser de ayuda.
La indicación de Hagrid respecto a las arañas había sido mucho más fácil de comprender, el único problema era que parecía que todas las arañas se habían ido del colegio, lo cual era muy extraño.
— ¡Señor Tonks! ¡Señor Tonks!
Gareth se dio la vuelta al oír su nombre y vio a la profesora Sprout quien caminaba directamente hacia él por el pasillo.
— Que gusto poder encontrarlo, ¿iba a clase? — Gareth asintió en respuesta —. No le voy a quitar mucho tiempo, solo quería devolverle esto. Severus dijo que estaba entre las cosas de Dursley el día que la encontraron, pero se me había olvidado devolvérselo.
Gareth tomó el libro que inmediatamente reconoció, se trataba del tomó de Animales Fantásticos y Donde Encontrarlos que su padre le había obsequiado en su último cumpleaños. La última vez que lo había visto, lo había estado leyendo en la clase del profesor Binns a escondidas. Aunque, si era completamente honesto, ni siquiera había notado que lo había perdido con todo lo que estaba pasado.
— Muchas gracias, profesora — dijo Gareth —. ¿Qué tal va el asunto de las mandrágoras?
— Están completamente listas, muy pronto todos los petrificados estarán bien otra vez — le respondió con una sonrisa.
