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Pov Leandro

Movia mi pierna ansioso, sentado en el sillón en forma de círculo de la recepción, el traje me incomodaba un poco y la corbata me ahorcaba. Con mi mano trataba de desajustarla pero era casi imposible y eso hacía que me ponga más nervioso aún.

—Sácame esto a la mierda —le dije a Rodri que estaba sentado al lado mío, mientras tironeaba la corbata y estiraba el cuello.

—Tranquilo amigo, va a salir todo bien —dijo riendo mientras me sacaba la corbata y acomodaba la camisa.

—¿Estoy bien ahí o quedaba mejor con esa cosa? — le pregunte a los pibes mientras me paraba y desabotonaba dos botones de la camisa. Estábamos todos en la recepción esperando.

Ellos empezaron a silvar y tirar comentarios de que estaba facha. Me volví a sentar y otra vez aparecio el movimiento de la pierna ansioso, mezclado con el revoltijo que sentía en el estómago.

Pasaron unos minutos.

Mi respiración y mi corazón se frenaron por unos segundos al verla llegar con un vestido negro largo elegante que resaltaba su cuerpo a juego con una cartera del mismo color y su pelo negro atado en un rodete perfecto. Tenía una sonrisa en su cara y me miraba con un brillo especial. No podia describir la belleza de mi mujer, me volvía un poco más loco cada vez que la miraba.

Sonreí igual de grande como ella, que reía ante los chicos que tiraban comentarios nuevamente, hablando de lo linda que está.

Me levante del sillón y me acerque, mi corazon bombeaba como loco y mis manos transpiraban ante su presencia. Ella se acercó y me regalo un beso que revolucionó un poco mis sensaciones como de costumbre.

—Estas hermosa —dije cuando nuestros labios se separaron.

—Vos también —respondió mirándome a los ojos.

—¿También estoy hermosa? —pregunte en joda y ella solto una carcajada.

—Sos un tonto.

Se separo de mi agarre y empezó a saludar a los chicos con un "hola y chau" mientras reía ante los halagos de ellos. Por mi parte, yo esperaba un poco nervioso mientras acomodaba mi pelo.

—Va a salir bien Lea —susurro el Capitán acercándose a mi y palmeandome el hombro. Yo sonreí y asentí, si el diez lo decía era por algo.

Ella se acercó a nosotros, saludo por último a Leo y se dirigió a mi.

—¿Vamos? —dijo mirándome, también se la notaba un poco ansiosa.

—Vamos —dije agarrandole la mano y agitando la otra a modo despedida en dirección a los chicos que aplaudían y silvaban mientras nosotros salíamos del predio.

En la puerta nos esperaba un Chevrolet Camaro negro, saque las llaves del bolsillo y le saque el seguro, caminamos y abrí la puerta del acompañante.

—Señorita —le extendí la mano, ella se mordió el labio y río. La agarro y subió al auto.

—Gracias caballero —dijo y sonreí para luego cerrar la puerta y subir del lado del piloto —¿A donde vamos? —preguntó con un tono curioso.

—Ah no se, sorpresa —dije arrancando el auto y saliendo del predio.

—Dale Leandro Daniel, decime —insistió.

—No Aldana Belen, ya te vas a enterar —dije mirándola de reojo mientras me concentraba en manejar.

Durante el corto viaje hablamos de cómo estaban las cosas, entrenamientos, próximos partidos, banderasos que hacían los hinchas en Doha y como ella se divertía con el ambiente mundialista.

VEINTISÉIS +1 // LA SCALONETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora