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Papá nos había anunciado que hoy había asado tras la victoria de la semifinal. En la entrada del predio nos recibieron las familias, que su micro había llegado primero, y el presidente de AFA con todo el personal.

Después de festejar y hacer quilombo una vez más en la entrada de la universidad, entramos.

—¡Dale amargada! —me grito Enzo en la cara cuando me senté en el sillón de recepción.

—Estoy cansada —dije acostandome de lado. El calor que hacía era impresionante, y la batería a los chicos no se les terminaba.

—ORTIVA, ORTIVA, ORTIVA —empezó el Cuti a corear y todos empezaron a agitarla, haciendo que revolee los ojos y me pare del sillón.

El Chiqui Tapia llamó la atención de todos y anunció que dentro de un rato el asado iba a estar listo para que comamos en una de las terrazas, que tenía las parrillas personalizadas. Aproveche ese tiempito libre para poder ir a bañarme y ponerme algo fresco, ya que la camiseta de la selección estaba transpirada y era calurosa.

Llegue a mi habitación, prepare mis cosas y entré al baño. Me di una ducha rápida con agua fría, me seque, me puse la ropa interior, me envolví en una bata y salí del baño.

—Ay Leo, me asustaste —dije llevandome la mano al pecho cuando vi a Lean tirado en mi cama con el celu.

—Te vine a buscar y estabas en el baño, perdón —sonrió dejando el aparato de lado.

—Estoy muy cansada —dije y me tire arriba de él.

Me abrazo por la espalda y me giro haciendo que quede de costado con una pierna arriba de las suyas, llevo su mano hasta mi muslo y empezó a acariciarme por debajo de la bata.

—Estamos en la Final del Mundo —repiti en un susurro las palabras que me dijo hace unas hora, llevando mi mano a su cara y acariciando su barba.

Su sonrisa se ensancho y sus ojos brillaron, estaba demasiado feliz y todavía exaltado por el partido de hace unas horas.

-—Te juro que no me entra más felicidad en el pecho, estoy muy feliz —dijo para después darme un beso corto —Estoy muy agradecido con la vida, te tengo a vos, tengo dos hijos hermosos, una familia que me acompaña y mi sueño que esta muy cerca de cumplirse —agregó mientras sus ojos empezaban a lagrimear.

—Y yo te quiero agradecer a vos por elegirme como tu compañera todos los días, te amo —dije y lo besé.

En un movimiento ágil, se sentó en la cama apoyando su espalda contra el respaldo poniéndome encima de suyo. Lo mire a los ojos, le seque las lágrimas que se le habían escapado y lo bese nuevamente. El llevó sus manos a mis muslos y nuevamente entré caricias llego a mi culo para apretarlo un poco.

Me separe del beso por falta de aire y el me miro, tenia los ojos con deseo clavados en los míos, sus labios estaban rojizos y su respiración irregular. Este hombre pasaba de ser tierno a ser totalmente sexy en dos segundos.

—No desaprovechas ninguna oportunidad vos eh —le dije y ambos reímos.

Atacó mi cuello, llenándolo de besos y suspiros fuertes cercanos a mi oído, sabiendo que eso a mi me ponían loca.

—Me volves loco morocha, soy completamente tuyo —dijo en mi cuello.

—Lean... me tengo que... cambiar... y tenemos que subir... a comer —dije como pude en un susurro con tono de suplica tirando mi cuello para atrás dándole más espacio, mientras el empezaba a desatar la bata.

Se separo un poco y me saco la prenda de baño, haciendo que solo quede en el conjunto blanco de ropa interior. Se mordió el labio y jugueteo con el borde del corpiño.

VEINTISÉIS +1 // LA SCALONETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora