Me desperté por el sonido de mi celular, eran notificaciones del grupo que tenemos con los chicos. Vi la hora y eran las 23:54 de la noche en Qatar, los chicos seguramente hace un rato terminaron de entrenar, ya que lo hacían de noche por las altas temperaturas.
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Me levante y busqué mis Crocs, ya tenia puesto el pijama, el cual consistía en un short básico negro de algodón, al igual que la remera. Fui al baño de la habitacion y me arregle el pelo en una colita alta porque estaba hecho un desastre, volví a la cama, me sente y agarre el teléfono. Ya tenía una notificación del grupo diciendo que me acerque a recepción.
Salí de la habitacion, cerre y empece a caminar, llegué y ahí estaban Juli y Enzo, que me hacían seña desde el otro lado indicándome el guardia de la puerta. Cruce en silencio y rápido, llegué a su lado y empezamos a caminar por los pasillos en puro silencio y en alerta. Subimos las escaleras y nos topamos con Messi y un guardia. Leo le murmuró algo y pasamos los cuatro, influencias del capitán. Llegamos a la habitación y entramos.
—HOLAA —dije cuando llegue. El primero en saltar arriba mio fue el Papu, terminando como koala atado a mi cuerpo mientras yo intentaba no caerme.
—Te extrañe —dijo él.
—Yo también Alejandro, pero bájate —se solto y me dio un abrazo.
Escaneé la habitacion y estaban presentes Lean, Ota, Licha, el Dibu, Paulo, Rodri, el Cuti, Fideo, Maca, Toro, Tagliafico, y obviamente Juli, Enzo, el Papu y Messi.
Salude a todos con abrazos, llegue a Lean y me abrazo para después darme un beso como siempre. Nos sentamos en las camas y algunos en sillones que habian, y empezamos con la charla nocturna.
—Dios, salimos a recorrer con las chicas el otro día, es un lugar super hermoso, no me quiero ir —contaba yo mientras le hacía mimos a Lean en el pelo.
—No se vale, ustedes son libres mientras nosotros estamos encerrados acá todo el dia —comento Tagliafico.
—Bueno pero ya vamos a tener tiempo, cuando tengan libre podemos ir a la playa, o a recorrer el desierto —dije mirándolos.
—Si, todo depende de los siguientes dos partidos —comento Rodri.
—Si... ¿Y con eso como van? —dije refiriéndome al partido perdido hace unas cuantas horas.
—Tratando de enfocarnos más, fue un golpe duro, nos confiamos y aca estamos. Pero no hay que bajar los brazos —dijo Leo.
—Si, hay que ir con todo -dijo Mac Allister.
—Y cerrarle el culo a los Mexicanos, que ya están hablando boludeses —dijo Lean apoyado en mis piernas.
—Se hacen los descanseros y no los conoce ni su mamá —dijo Ota riendo.
—Me la boconean en la cancha y se pudre, los hago aca —solto el Cuti con su tonada cordobesa.
—Tienen que ir tranqui igual, nada de bardo, ya los conozco a ustedes, se ponen un poquito picados —dije yo.
—Cambiando de tema, ¿vas a estar en el palco? —preguntó Paulo.
—Si, medio aburrido el palco, si fuera por mi estaría atrás del arco del dibu, que se juntan todos los hinchas. Vi en Twitter que lo agarraron como cábala ahora —dije riendo.
—Escuché algo, están locos wacho —hablo Toro.
—Para mi tendrías que estar con nosotros, tipo en el banco —dijo Fideo.
—Esoo, capaz nos das suerte —agregó Juli.
—Te tomamos como cábala si es así —comento el Dibu.
—Bueno, primero anulo mufa y segundo voy y el primer tiempo estoy en el banco, vemos que onda y si vamos mal, el segundo me vuelvo al palco —dije. Todos asintieron estando de acuerdo.
—Te queríamos pedir algo —me miró y dijo Licha.
—Ah si, casi me olvido de decirte —dijo el Cuti.
—¿Qué quieren ahora? —pregunte.
—Queríamos saber si nos haces el favor de conseguirnos palo santo o sahumerios —dijo Licha
—¿Qué? —me reí —¿Para qué?
—Para cambiar las vibras boluda, quedo el ambiente raro desde el partido con Arabia —dijo él.
—Bueno, voy a ver que les consigo, lo dejo en recepción cualquier cosa, y que les avisen.
—Listo, de una.
Después de estar con ellos un rato largo charlando, me despedí y empecé a caminar por los pasillos con Lean, que me iba a acompañar hasta la recepción.
—Nos vemos en el partido contra México, te quiero, suerte ojitos claros —le dije para después darle un beso.
—Te quiero más morocha, cuídate. Hablamos por WhatsApp —dijo dándome un abrazo y un último beso.
