Capítulo 9.- Algo vigilándome:

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Charlie despertó al oír golpes, le estaba costando abrir los ojos, pero otro golpe la hizo reaccionar, se sentó, examinó a su alrededor para saber dónde estaba, se vio en su habitación, recordó todo lo de anoche, alguien había intentado lastimar a Alastor, se llevó las manos a la boca, se puso de pie y se vio con el camisón, no recordaba habérselo puesto, volvió a escuchar golpes, se puso una bata y salió de su habitación, miró por la ventana del pasillo y ahí estaba Alastor cortando madera, se extrañó ya que dijo que tenían suficiente, pero se percató que no traía camisa, se ruborizó, él estaba trabajando con toda la parte superior de su cuerpo desnudo, pudo ver toda su espalda, estaba llena de grandes cicatrices, aquella piel tenía trozos destrozados y desfigurados, también en sus hombros y sus brazos hasta la altura de sus codos, incluyendo cortes pequeños, pudo visualizar la herida que le curó anoche y la cicatriz del abdomen, se preguntaba "¿Cómo se haría todas esas heridas?", pero volvió a distraerse con el torso completamente desnudo de él, deseaba tocarlo, palparlo como hizo él con ella, pensando en el sueño que tuvo cuando le pedía que se quede con ella, estaban los dos en la cama y él accedía a quedarse, tocándola, se fundieron en un beso y ella agradeció su presencia, luego soñó con todo lo que dijo Ángel, ella lo acariciaba y Alastor abría su blusa y repartía besos en su cuerpo, se reprendió mentalmente, necesitaba quitarse a ese hombre de la cabeza, no se podía creer que en tan poco tiempo ya tenía una presencia muy marcada en ella, comenzó a sentir mucha vergüenza porque se imaginaba quien le había puesto el camisón, ha tenido que mirar en sus cajones, se apartó del ventana, se encaminó abajo, salió y saludo a Alastor, cuando hizo saber de su presencia, esta notó que él automáticamente tomó su camisa y se la puso, "no quería que le viera las heridas" se pensó ella.

Charlie despertó al oír golpes, le estaba costando abrir los ojos, pero otro golpe la hizo reaccionar, se sentó, examinó a su alrededor para saber dónde estaba, se vio en su habitación, recordó todo lo de anoche, alguien había intentado lastimar a...

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-Buenos días... ¿Creí que teníamos suficiente madera? - dijo ella mientras se acercaba.
-Buenos días encanto... me he dado cuenta que hice mal el cálculo y decidí cortar más... jajaja... ¿Cómo te encuentras...?
-Bien... - pensando para sí, "todo en su vida está bajo su control era imposible que olvidara una medida como esa", esta sonrió - prepararé el desayuno entre que terminas aquí querido... - acercándose más a él y este asintió - pero ahora voy a tomar tu oferta - este la miró extrañado y recibió una bofetada.
-Jajaja... espero no sean acumulables dulzura... - mientras se acariciaba la mejilla, esta se llevó las manos a la cintura.
-No... no lo son, pero la próxima vez no recibirás una bofetada... te encontraré desprevenido y te castigaré - este soltó otra risa...
-Buena suerte... amor... jamás bajo la guardia... jajaja... además no he tocado nada más allá de lo que el medico recomiende corazón... - haciendo una reverencia y esta le dio la espalda.
-Pero tú no eres medico... eres locutor... - comenzando a irse, este soltó una sonrisa mientras asentía con la cabeza aun acariciando su mejilla, lanzó una mirada a una esquina de la caseta y susurró.
-No te burles... - entonces miró en dirección de Charlie y la llamó - ¡Charlotte...! - esta se giró ya en el pórtico y lo miró curiosa - si llegase a ocurrir algo... que dudo... Gar se encuentra bajo mi cama, quería que lo supieras, por si te encuentras arriba y pasase algo... - esta asintió con la cabeza.
-De acuerdo, es bueno saberlo - continúo su camino y se pensó en las palabras que le dijo anoche - un animal de costumbres... - sonrió, hizo el desayuno y se asomó a otra de las ventanas del salón - ¡Al... el desayuno...! aséate un poco y ven a la mesa - este dejó el hacha y se metió a la casa, ya aseado se sentó.
-Este desayuno promete... tesoro... - recibiendo una sonrisa de ella, tomó su taza y olió el café - nada alegra mejor que la fragancia de un exquisito café por las mañanas... - bebió un sorbo y al separarse del café sus ojos estaban muy abiertos ante la sorpresa, miró el café y luego miró a Charlotte que le daba una sonrisa tranquila.
- ¿Te ocurre algo... mi estimado...? - se llevó una tostada a la boca.
-Esto... tiene azúcar... - Charlotte se llevó las manos a la boca fingiendo sorpresa.
-Oh... lo siento... ese debe de ser mi café... debí confundir las tazas... - intercambiándolas - disfruta tu desayuno querido... - soltando una gran sonrisa triunfal y este se acomodó las gafas.
-Magnifique et méchant querida mía... - esta se ruborizó - sin duda un gran plan maestro rebosante de maldad... deberé ser más cuidadoso de ahora en adelante... - tomó su mano y la beso - la culpa es mía por subestimar a tan créature parfaite... no volverá a ocurrir primor... - esta quitó su mano fingiendo desdén, se inclinó hacia atrás de forma coqueta y fingida, pero sonriente.
-Nunca enfade al chef... Monsieur... - sonriéndole y volvió a su tostada, algo se estremeció en él, nunca había tenido esa sensación en su vida y jamás creyó tenerla, se puso en pie.
-Mis disculpas ternura... - se encaminó al baño del salón, una vez dentro se refrescó el rostro, se miró al espejo, sentía algo diferente, algo había cambiado, inertemente volvió a pasar sus dedos por sus labios y sintió incomodidad en su entrepierna, no podía ser, era imposible, su cuerpo nunca había reaccionado a nada ni a nadie, pero estaba sorprendido que ahora reaccionara ante el fingido desdén coqueto de ella, se sentía incomodó, de hecho recordó a su madre darle una charla sobre los cambios que experimentaría su cuerpo mientras crecía y como iría sintiendo atracción por las damas, algo que jamás pasó, "debe de ser una maldición" se pensó, estaba perdiendo su estabilidad y era la tercera vez que venía de una sola persona, vino a su mente la imagen de ella en la cama media desnuda, sintió estremecerse aún más, eso fue lo peor que pudo traer a su memoria en esos momentos, se sintió confuso, anoche no sintió nada y ahora su cuerpo le jugaba una mala pasada, "¿Pero qué rayos le ocurría?", miró a una esquina del baño - estoy bien... solo debo ignorarlo... - respiró hondo, se sentó en el inodoro, pero aun sentía molestia, que ahora se estaba convirtiendo en dolor en su entrepierna, se sujetó la frente, se sentía enfermo, miró otra vez a la esquina y arqueo una ceja - eso no me ayuda amigo mío - entonces pensó que estaba en la misma situación que Charlotte aquel día que le dio una bofetada a Katie y ella lo remprendió por mantener la broma - me lo tengo bien ganado..., ¿quieres dejar de hacer eso...? - decidió traer otras cosas a su memoria, cosas que nadie sabía, cosas siniestras, cosas que harían temblar al más valiente, necesitaba comer, eso siempre le traía satisfacción y tranquilidad, salió del baño y se fue al sótano, volvió a la cocina donde Charlie le miraba extrañada - me apetece añadirle algo al desayuno... - esta se levantó y se acercó curiosa.

La Parca de Wendigo (Hazbin Hotel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora