¡My English Best Friend Es Hipster!

Capítulo 5: Súper Abuelis

Mi despertador suena a las siete de la mañana y gruño tapándome con las mantas hasta las orejas.

Esto no mola nada.

Cinco minutos después en el que mi despertador sigue sonando, la puerta de mi habitación se abre de repente. Un adolescente idiota con el pelo rubio completamente despeinado y sin camiseta entra mirándome como si fuera a comerse a una persona.

Y esa persona soy yo.

Ejem... Sin sonar tan mal, please.

-¿¡Puedes apagar ese puto sonido de una vez!?- Pregunta Jon furioso.

Suspiro y le doy al botoncito de apagar.

-Ya está. ¿Contento?- Pregunto sarcásticamente apartando mis sábanas para ir a buscar mi ropa.

-¡No!- Grita detrás de mí. Me encojo de hombros frente a mi armario. En realidad era una pregunta retórica.- ¿¡Por qué te levantas tan temprano!?

Saco una camiseta blanca de tirantes y una camisa vaquera sin mirarle.

-Porque tengo que ir al instituto. ¿Tú no?

De repente, la puerta de mi armario se cierra haciéndome pegar un salto y miro enfadada a Jon. ¡El loco podría haberme pillado una mano!

-Claro que tengo que ir, niñita, pero no me despierto hasta las siete y media. ¡Hay tiempo de sobra para llegar!- Grita de nuevo. Creo que debería tomarse un café.

Y quizá, sólo quizá, ponerse una compresa de las que metió mi madre en la maleta. ¿Y si está con la regla? Eso explicaría su humor.

-Lo siento, bello durmiente. Yo también tengo sueño porque, por si no te habías dado cuenta, llegué ayer mismo y sigo con el horario de Londres, ¡de mi verdadero hogar! Metido en la cabeza.- Contesto abriendo el armario de nuevo y sacando unos vaqueros al estilo desteñido.

-¿Por qué no duermes más? Joder.- Dice sin gritar.

Me giro y le observo frotando sus ojos. No puedo evitar evaluar su torso. Perfectos abdominales, bronceado perfecto y eso que tiene en el pecho...

-¿¡Eso es un tatuaje!? ¿¡Qué pone!?- Pregunto emocionada señalándolo.

Yo siempre he querido hacerme uno. Alex y yo teníamos planeado tatuarnos la inicial del otro como prueba de nuestra amistad infinita.

Jon, en cambio, me frunce el ceño y se tapa el pecho con sus manos. Una pregunta: ¿quién es la mujer aquí? Y supuestamente yo soy inocente para él...

-¿A ti qué te importa? Métete en tus asuntos.- Lo dice de una manera tan brusca que, en ese instante, una cosa pasa por mi cabeza.

-¿Mi padre lo sabe?- Pregunto sonriendo malvadamente.

Cada vez que mencionaba hacerme un tatuaje, mi padre se enfadaba conmigo diciendo que no me pondría esa asquerosa tinta bajo mi piel mientras estuviera bajo su techo. Y ahora que veo a Jon con uno... ¿Cómo es que se lo permite?

-No. Y repito: métete en tus asuntos.- Dice girándose hacia su habitación.

Con la sonrisa diabólica aún pintada en mi rostro, comienzo a vestirme.

Acabo de encontrar la única cosa con la que puedo chantajear en estos momentos al niño bonito de mi padre. ¿Qué pasaría si supiera que su nuevo adorado bebé tiene un tatuaje?

Lo sé, soy la chica más mala de todos los tiempos.

Cuando termino de prepararme consiguiendo que mi cabello castaño quede perfecto y que mi cara esté perfecta (¡como siempre!), bajo a desayunar.