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♡◞ chapter one 𓂃exes and surprises. 🎀🧸 ¿a quién no le gusta Jude Bellingham?
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Luego de aquella desafortunada situación entre el británico y la croata, evidentemente los medios comenzaron a hablar de ambos e incluso emparejarlos, hecho que los molestaba en sobremanera.
Cada día que pasaba, rogaban con todas sus fuerzas no toparse con el otro; pero desafortunadamente el destino tenía otros planes, por lo que siempre terminaban encontrándose aunque el momento pareciera imposible.
Leah ya estaba harta de Jude, y Jude ya estaba harto de Leah; tanto así que lo único que escuchaban sus amigos los últimos días eran quejas sobre el otro.
— Jude, hermano, ya cálmate. —le frenó su compañero— No paras de hablar de la hija de Modrić. ¿Te quedó gustando acaso? —bromeó mientras lo codeaba con diversión.
La cara del moreno era un poema. El resto de los presentes ni siquiera se esforzaron por contener sus risas.
— ¿Cómo se te ocurre decir algo así? —inquirió con ápice de ofensa, observándolo mientras se llevaba la mano al pecho de manera dramática— Prefiero que me aplaste un camión.
— Pero no puedes negar que Leah es muy linda. —continuó mientras movía sus cejas de arriba a abajo con expresión de picardía.
El contrario se limitó a poner sus ojos en blanco, optando por ignorarlo. Creía que ni siquiera valía la pena discutir sobre ello.
La situación de la fémina no era muy diferente. Los meses que estaría en Dortmund los pasaría viviendo junto a su amiga Luciana, puesto a que ella se había ofrecido a acompañarla para cuidarla de cometer estupideces y de paso conocer la ciudad, así que esta tampoco había perdido la oportunidad de insinuar que tal vez se sentía atraída hacia Jude y por eso no paraba de quejarse de él.
Claro está que lo negó rotundamente, pero aquello le había quedado resonando.
Más tarde ese día, su amigo Owen le había escrito para invitarla a salir. El varón vivía justamente en la ciudad y, al enterarse que su amiga se había instalado allí por unos meses, de inmediato supo que debía salir con ella para ponerse al día.
Leah no dudó en aceptar, haciéndole saber que estaría bien que pasara por ella luego de su entrenamiento de ballet.
Y entonces ahí estaba, afuera de su academia en espera del rubio, quien aparecería a los pocos minutos.
— Owen, ¿qué tal? —le saludó al subirse al auto, disponiéndose a abrocharse el cinturón.
— Leah, tiempo sin verte. —sonrió él, acción que ella imitó de inmediato— ¿Cómo te va? ¿Qué te ha parecido la ciudad?
