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TIEMPO ATRÁS.
Era una noche oscura y silenciosa; el cielo estaba cubierto de estrellas mientras Leah conducía su auto por las solitarias calles de Madrid. «Summertime Sadness» de Lana del Rey sonaba suavemente en la radio, llenando el ambiente con una atmósfera melancólica.
Leah se sentía perdida en sus pensamientos mientras manejaba, dejándose llevar por la música que parecía encajar perfectamente con su estado de ánimo. La canción susurraba acerca de un amor perdido y la nostalgia que lo acompañaba, y la voz seductora de Lana llenaba el interior del vehículo.
Sus ojos se encontraban fijos en el horizonte, mientras la ciudad se desvanecía lentamente detrás de ella. Una sensación de soledad llenaba el espacio, mezclándose con la bruma nocturna que envolvía las calles. Era como si la canción y la oscuridad se fusionaran en un perfecto compañero emocional.
La radio enmudeció brevemente cuando Leah se detuvo en un semáforo en rojo. Ella, con la mirada perdida en la carretera, jugueteaba con su teléfono. Miraba una y otra vez las conversaciones con Jude, tratando de encontrar alguna respuesta, alguna señal de que aún había una posibilidad de arreglar las cosas.
A la misma vez, se encontraba en un bucle en el que escribía y borraba un mensaje, dudando seriamente sobre si debería enviarlo o si era mejor dejar las cosas así.
— Leah, ¿estás bien? Te he visto borrar ese mensaje unas cuantas veces ya. ¿Estás segura de que resistes la tentación de enviarlo?
La susodicha, sobresaltada por la interrupción, apartó rápidamente sus manos del teléfono y dirigió su mirada hacia su amigo que la miraba atentamente desde el asiento de copiloto. Cierto. Había olvidado que él se había ofrecido a acompañarla.
Antes de formular su respuesta, ella largó un suspiro pesado. El contrario la miró con preocupación e intriga mientras se cruzaba de brazos.
— No, Rodry, no estoy segura. No sé qué hacer. Es solo que... Jude está distante últimamente, y creo que es mi culpa. Creo que he arruinado todo.
— Lee, entiendo que te sientas así, pero también sabes que todos cometemos errores. Si él realmente te importa, entonces debes luchar por ello, ¿no?
