☆ thirty-nine.

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¿encerrados por obra del destino, o por obra de toby?

¿encerrados por obra del destino, o por obra de toby?

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Leah.

Les había pedido ayuda a los chicos para bajar mi equipaje, por lo que me encaminaba hacia el ascensor con la única maleta que me faltaba. Presioné el botón de subir, y en lo que esperaba a que llegara, me dediqué a estrellar mi zapato de manera impaciente contra el suelo, cruzándome de brazos.

A los pocos segundos, las puertas finalmente se abrieron. Solté un suspiro de alivio, adentrándome al ascensor y pulsando el botón para que me llevara al primer piso; sin embargo, antes de que las puertas pudieran cerrarse por completo, pude ver a cierta persona entrar al ascensor en el último momento. No pude evitar maldecir en voz baja.

Ugh.

— Lo que faltaba. —murmuré entre dientes mientras mantenía la mirada fija en el panel de botones.

Él, con su típico sarcasmo, respondió casi de inmediato.

— Yo también me alegro de verte, Leah. —dijo con tono irónico. Rápidamente me volteé hacia él, frunciendo el ceño.

— No te hagas el gracioso. —repliqué, cruzando los brazos sobre el pecho— Sabes muy bien que debemos mantener distancias lo máximo posible.

— Ah, no lo sabía. Lo siento, debí haber olvidado tu famoso odio hacia mí. —respondió con una sonrisa cínica.

Yo me limité a apretar los dientes, conteniendo las ganas de decir algo hiriente. Últimamente, había estado trabajando en mi autocontrol.

— ¿Hay alguna razón en particular por la que has decidido aparecer en este momento? —curioseé, tratando de ser lo más diplomática posible.

— Oh, solo estaba pasando por aquí y pensé en unirme a la fiesta del ascensor. —fue lo único que me dijo, alzando una ceja en gesto desafiante.

No pude evitar rodar los ojos, sintiéndome cada vez más frustrada.

— No tienes remedio. —dije finalmente, suspirando.

— Y tú tampoco, Leah. —contestó él, mirándome con una mezcla de molestia y diversión en sus ojos.

La tensión seguía aumentando en el pequeño espacio del ascensor, y ninguno de los dos parecía dispuesto a ceder. A medida que las puertas comenzaron a cerrarse lentamente, ambos nos miramos fijamente, con una pequeña chispa de desafío en el aire.

kill my mind ★ jude bellingham. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora