♡◞ chapter twenty-nine 𓂃 quarter finals and tears 🎀🧸
¿otra vez él?
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Leah.
No tenía ni la más mínima idea de qué horas eran por el simple hecho de que hace mucho había perdido la noción del tiempo. Sentía que llevaba años acostada mirando al techo, en la misma posición mientras Jude a mi lado me imitaba.
El silencio reinaba entre nosotros. El único sonido que se podía escuchar era el de nuestras respiraciones aceleradas. Por alguna razón, ninguno se atrevía a decir nada por más que tuviéramos mil cosas de las que hablar.
El simple hecho de romper el silencio se sentía como una tarea monumental. Teníamos tanto en nuestras mentes, tantos pensamientos y emociones que necesitaban ser expresados, pero nos faltaba la valentía para hacerlo.
Miraba el techo y me perdía en mis propios pensamientos. Reflexionaba sobre los momentos que nos habían llevado hasta aquí, las decisiones que habíamos tomado y cómo habían afectado lo que teníamos. Había momentos en los que me culpaba a mí misma por todo, por no ser lo suficientemente buena, lo suficientemente comprensiva; pero también sabía que ambos teníamos nuestra parte de responsabilidad.
Jude se movió ligeramente a mi lado y sentí su mirada sobre mí. Me giré hacia él y encontré sus ojos llenos de tristeza y frustración. Sus labios se movieron, pero ningún sonido salió de su boca. Al igual que yo, parecía tener dificultades para encontrar las palabras adecuadas.
Decidí tomar la iniciativa. Tomé una respiración profunda y comencé a hablar, dejando que mis palabras fluyeran sin pensar demasiado en ellas.
— ¿Qué va a pasar con nosotros? —pregunté en voz baja, como si le temiera a lo que me pudiera responder.
Él se me quedó mirando fijamente, pero no me dijo nada. Eso tan solo acrecentó mi preocupación. Un molesto nudo en mi garganta se hizo presente mientras fruncía el ceño con angustia.
— No lo sé, Leah. —escuché sus palabras finalmente, a lo que me permití soltar un suspiro pesado— Tampoco sé por cuánto más podremos continuar así.
Ante esto, rápidamente me incorporé, quedando sentada y sin despegar mi vista de él. Él pareció entender esto como una invitación a que hiciera lo mismo, y a los pocos segundos imitó mi acción. Yo me abracé a mí misma, esperando a que continuara.
