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Jude.
Le di el último trago a mi Mojito mientras observaba a las personas divertirse a mi alrededor. Era el cuarto que me tomaba en la noche, pero parecía que no había hecho mucho efecto.
No había podido dejar de pensar en lo sucedido con Leah. Nuestros rostros estando tan cerca, nuestras respiraciones entremezclándose... realmente estoy confundido. No la soporto para nada, y preferiría estar en cualquier otro lugar que no fuera este; pero, a la misma vez, aquella atracción tan inexplicable se iba haciendo cada vez más y más fuerte.
¿Por qué? ¿Por qué me pasa esto con ella?
No cabe duda de que es de las personas más insoportables que conozco, mas cada que la tengo cerca, mi estómago no puede evitar revolverse.
Seguramente son náuseas, quiero creer.
Cuando la vi con Pedri, unos celos inexplicables me llenaron por completo. No debería sentirme así y tampoco debería importarme con quién esté, pero era como si mi cuerpo actuara por si solo. O al menos eso sentí cuando les tomé una foto y la mandé a una página de chismes para que la regaran por todas las redes, o cuando hace un rato me interpuse entre Pedri y ella para evitar que la sacara a bailar.
Honestamente, soy idiota. ¿Por qué hago estas cosas? Literalmente ella me rechazó, y vaya que eso fue una humillación, aunque ya lo superaré. Lo que no entiendo, es por qué no dejo de hacer cosas para llamar su atención. Ella ni siquiera se merece tanta importancia.
— ¡Hola, Jude! —una escandalosa voz que no tardé en reconocer me trajo de vuelta a la realidad.
Fruncí el ceño, visiblemente molesto, dedicándome a observar cómo Owen caminaba hacia mí en compañía de Mikey y Toby.
Por un demonio, lo que faltaba.
— ¿Por qué tan solo? —se interesó Toby, dedicándome una mirada de pies a cabeza para luego sonreír de medio lado— Oh, espera. Creo saber muy bien el por qué. —los vi reírse al unísono ante el comentario de Toby. Idiotas.
Yo puse mis ojos en blanco, desviando la mirada y cruzándome de brazos posteriormente. Sabía muy bien de lo que querían hablarme estos tres, pero ahora es cuando menos ganas tengo de escucharlos. Solamente quiero irme a mi casa, darme una buena ducha y tirarme en la cama. No pido más nada.
En ese momento, pude divisar a Leah, Pedri y Gavi pasar por nuestro lado. La vi reír por un comentario gracioso que había hecho Pedri, y ella también me vio, pero rápidamente apartó su mirada. Era obvio que nos estábamos evitando.
