Nuevamente cambié la meta pq vi que llegábamos más allá de lo que pedía y no saben lo feliz que me hace ver de 100 votos en adelante, así que no quiero perder ese alcance 🫶🏻
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Una vez Jude pudo calmarse, cayó en cuenta de lo que acababa de decir y el remordimiento comenzó a invadirlo. Respiraba de manera agitada, sin despegar su mirada de Leah, quien parecía estar en una especie de trance.
— Perdona, ¿qué? —consiguió formular finalmente, frunciendo el ceño— ¿Como por qué tú estarías celoso? Si me has dejado muy claro que no te importo en lo absoluto.
El moreno respiró hondo antes de contestar. Había confesado lo que sentía y ya no había vuelta atrás, por lo que no tenía caso que ocultara lo demás.
— Tal vez mentí. —habló con dificultad. Ella le observó fijamente, enarcando una ceja— Okay, sí que mentí. Ciertamente no sé desde cuándo me siento así, pero ahora puedo reconocerlo. Me costó demasiado, a decir verdad. —finalizó desviando la mirada, dejando en evidencia lo avergonzado que estaba. Podía sentir perfectamente cómo sus mejillas ardían.
La fémina no ocultó su sorpresa. Ese definitivamente no era el Jude Bellingham que ella conocía. ¿Dónde había quedado el Jude odioso y antipático? ¿De dónde había salido esta versión tan tímida?
Eran muchas preguntas y escasas respuestas.
— Wow... ¿Yo te importo? —habló más para sí misma que para él. El varón tuvo que apretar sus labios para no soltar alguna imprudencia— Bueno, eso sí que no me lo esperaba. Aunque esto solo confirma que nadie se resiste a mis encantos. —alegó, esbozando una sonrisa cargada de seguridad.
Jude se atrevió a volver a mirarla, no pudiendo evitar fruncir el ceño. ¿Acaso no le había entendido bien? ¿Se estaba haciendo la desentendida? ¿O quizá ni siquiera le importaba?
— Leah, sí escuchaste lo que dije, ¿verdad? —quiso asegurarse, completamente extrañado por su reacción.
— Sí, sí. Dijiste que te importo, ¿no? —el contrario dio un asentimiento de cabeza, sin decir nada— Bueno, te lo agradezco. Supongo que tú también me importas, así que quizá podamos ser amigos. —le regaló otra sonrisa, con la diferencia de que esta vez transmitía dulzura.
El británico entreabrió sus labios, quedándose sin palabras. Ahora confirmaba que ella había entendido algo completamente diferente a lo que le había querido decir y no sabía si era un alivio o una desgracia.
