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Al cabo de unos segundos, Leah optó por deshacer toda unión entre ambos, aún sin poder creerse lo que acababa de suceder. Jude se encontraba igual o peor, porque el rebosante enojo que sentía momentos atrás, no se comparaba en lo absoluto a lo que sentía en estos momentos.
Se miraban intensamente el uno al otro, sin saber qué decir o hacer. Ella no negaba encontrarse avergonzada por haberse dejado ganar por sus pensamientos intrusivos, aunque al menos, no había quedado como una payasa y él le había correspondido.
Porque de no ser así, ya estaría pensando a qué parte del mundo se mudaría.
— Yo... —Leah intentó quebrar el incómodo silencio que reinaba entre los dos, mas no conseguía idear palabras concisas— Lo siento. No debí hacer eso.
Jude frunció el ceño, confundido. ¿Por qué se disculpaba cuando claramente a él no le había desagradado e incluso le había seguido el beso? No comprendía.
Aunque, ciertamente, se preguntaba por qué había dado ese paso en primer lugar. En un momento estaban mal, lanzándose palabras venenosas y sacando a relucir ese odio del que tanto alegaban; pero de repente, estaban actuando como dos tontos enamorados.
Se suponía que ella sentía cosas por su exnovio, así que, ¿por qué lo había besado? No es que le extrañara más allá de ese hecho, porque estaba seguro de que si pudiera, hasta él mismo se besaría; pero todo resultaba tan confuso como para procesarlo.
— ¿Por qué te disculpas? —se interesó él, y ella se obligó a apartar su vista por la intensidad de su mirada. Jude sonrió de medio lado ante su reacción— ¿Otra vez con lo mismo, eh?
Leah pareció caer en cuenta de lo que había hecho, así que rápidamente volvió a mirarlo, luciendo firme y segura. No iba a permitirse lucir vulnerable ante un chico, y menos si ese era Jude Bellingham.
Esa no era ella. Leah Modrić no apartaba la mirada por cualquiera, aunque estaba más que claro que Jude no era cualquiera.
— Es que fue un impulso. Yo no debí-
— ¿No debiste besarme? —se apresuró en cortar su oración, observándole con una ceja alzada— ¿Eso es todo?
Ella aplanó sus labios en una línea recta, quedándose sin palabras. En realidad, estaba más que encantada por lo que había pasado, pero se odiaba por no haber pensado en las consecuencias antes de efectuar su atrevimiento. Obviamente que ya no podía hacer nada, así que no le quedaba más que enfrentar lo que solo un beso desencadenaría.
