¿Amor a primera vista? TE VEO CON EL CORAZÓN

LXXI

-Bienvenido de vuelta al mundo de los vivos, señor... Rodriguez.

El prisionero parpadea repetidamente para adaptar sus ojos a la luz. Al lograrlo, mira tras él y está el agente Dickens, ese de quién le habló Clayton mientras le ayudaba a aparentar ser también un agente federal.

Aparentemente, no le dijo nada destacable, pero por la mirada impenetrable que tenía, su gesto impasible, podía imaginar que sería un hueso duro de roer.

Misteriosamente, desde el golpe que recibió fuera del tribunal, sus desmayos aumentaban, junto con sus dolores de cabeza, y podían pasar días antes de que reaccionara. Aunque le daba igual, lo que le molestaba es que al despertar de ese último desmayo él no estaría a lado de quién hacía que su universo girara: Elena Lincoln.

-No quiero hablar con usted.
-Es una pena... Me imagino que para usted sería más comodo enfocarse a otras actividades, más placenteras, pero desgraciadamente no está en condiciones.
-¿Qué quiere?
-Informacion. Eso ya lo sabes.
-¿Y qué me dará a cambio?
-Depende... ¿Qué es lo que quieres?
-A Elena.
-Hmmm... A Elena.

Bruce no sabe cómo decirle que su cómplice se llevó a Elena y tras una semana de buscarla no han dado señales de vida.

Sepultaron a Ethan Kavanagh ya hace tres días, y nunca bajaron la guardia durante el funeral. A la inhumación solo asistieron sus más cercanos, por lo que se podría considerar un evento privado.

Jose trata de enfocar su vista hacia las fotografías de la escena del crimen, de las evidencias recogidas tras su captura y la triste escena donde están cerca del cuerpo inerte de Ethan, su hermana Katerine, inconsciente y a dos metros de ella, Anastasia, totalmente tirada en el suelo y su brazo derecho estirado hacia su amigo.

(Aún recuerda el gesto dolido de su hija y como estuvo tirada en ese lugar por más de 10 minutos, en shock... Y como no se levantó del lugar hasta que Christian y Taylor la levantaron de ahí, solo para que rompa a llorar.)

-Jose, no sé si comprendas que el usurpar a un agente federal se le considera traición...- levanta de la mesa las fotografías y comienza a caminar en torno a él- Y es apenas una entrada contigo, muchacho.
-No le diré nada...- interrumpe Jose, pero es ignorado.
-Debierías. Porque mientras tú estás aquí, arrestado, y sintiéndote terriblemente mal, tu cómplice... El agente Clayton, seguramente ahorita esté siendo felizmente apaleado por Elena Lincoln. Y dudo mucho que piensen en ti alguno de los dos.
-¡Usted qué sabe!- exclama irritado y un poco mareado.
-A juzgar por los diarios de Elena Lincoln, mucho. Le encantaba tener siempre jovencitos a su disposición, ella no discriminaba entre jovencitas y hombres... Y tratarlos peor que animales era garantía de un excelente lavado de cerebro con todos ustedes.

Jose entrecerraba los ojos, molestó por sus dolencias, más la luz que le apuntaba casi a la cara; pero aún así, miraba a Bruce, que de pie frente a la mesa que los separaba, le dirigía una mirada más que furibunda, de lástima.

-Muchacho, si acaso, el único estrepitoso fracaso en su largo historial de acólitos o de víctimas, eres tú. Según este diario, ella estaba fastidiada de tus ideas soñadoras de ser un artista.
-El amor al arte es un gusto adquirido también.
-Si, estoy de acuerdo contigo... Pero Elena no le vió el mismo gusto que tú. Además de que tú abandonaste tus metas personales por ella.
-Ella quería ayudarme...
-Si, pero por lo que ella compartía en este cuaderno, no te veía futuro como artista.
-Lo hizo por mi bien...
-Tu habías mostrado tu talento como fotógrafo en una revista... Además de trabajos independientes y como paisajista... Muy buenas fotos, debo decir...
-¡Ella quería lo mejor para mí!- grita y golpea la mesa con ambos puños para que se detenga de una vez.