XV

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Anastasia llega furiosa al escala y es recibida por Gail que la mira asombrada por su ímpetu.

-¿Ana?
-¿Dónde está?- pregunta Ana furiosa y se asoma por el salón hacia el estudio y el comedor.
-¿Qué pasa?- pregunta Gail confundida.
-¿Dónde está Christian?
-¿Que? Ana... Si necesitas ayuda...- Gail ofrece pensando lo peor al ver a Ana preguntando por Christian.
-¡No necesito ayuda! Quiero que me explique cómo mierda supo que tenía problemas financieros y ¡porqué carajos mete la nariz donde no le llaman!- grita Ana pudiendo desaogarse. Está furiosa. Muy furiosa.
-Ana, no te entiendo, linda. Por favor, tranquilízate y dime. Quizás yo te pueda ayudar.
-Gracias, Gail, pero quiero hablar con él.
-No está. Le pidió a Ryan y Reynolds que lo lleven a su empresa. Quería saber cómo van los avances en la incorporación de tecnología Braille.
-Mierda- gruñe frustrada.
-Ana...
-Lo siento, Gail. De verdad... Estoy muy apenada contigo...
-¡Hey! Ven conmigo. Cuéntame qué pasa.

***

Ana se sentó en un taburete frente la encimera, mientras Gail cocinaba, Ana le explicaba todo. Absolutamente todo.

-Si no conociera yo al jefe diría que te alejes de él porque ni picha, ni cacha ni deja batear, pero como lo conozco muy bien, te diré que te quedes con él- le responde con tranquilidad.
-¿Te tomaste su brandy?- chilla Ana asustada por su actitud- Pagó quinientos mil dólares de mi hipoteca, me han informado que mis préstamos de la universidad fueron cubiertos la semana pasada y mandó reparar y darle mantenimiento a mi casa. ¿Tienes una idea de lo que cuesta todo eso?
-Calculo que un millón de dólares, más o menos...- sin alterarse le responde y corta las verduras para cocerlas.
-Exacto. ¡¿De dónde carajos voy a sacar dinero para pagarle todo eso?!
-¿Te ha pedido que le devuelvas el dinero?
-¡Ni siquiera tuvo la cara para decirme que hizo!
-Asi es él.
-¿Me lo dices así?
-¿Querías que te dore la píldora?
-Bueno... no. Es que...- Ana balbucea. No entiende porque hizo Christian todo eso.
-Ana, el jefe supo de tu situación y le puso remedio como un voto de confianza, muestra de buenas intenciones, y aliciente. No hay más. Aunque me sorprende la rapidez con la que le puso remedio...
-¿Estás bromeando?
-Linda... Sabes que no es mi estilo hacer bromas.
-¿Entonces qué hago?
-Dale las gracias, sigue trabajando así y no te rindas con él.
-Por Dios...- resopla Ana con frustración.
-Ana. Si entiendo que te confundas, su carácter es muy complicado a veces, pero es por su vida. Así es él. Solo ténle paciencia.
-Lo mismo me dijo Jason.
-Si, porque lo conocemos bien.
-Es que es demasiado... Y se porta muy extraño... Y ya casi no tengo nada que hacer. Es autosuficiente, es muy independiente ahora, y ya domina el método Braille. Ya no tengo nada que hacer con él.
-¿Segura?
-Si. Ya toma solo sus vitaminas, se desplaza con libertad en cada área que el conozca. No me necesita.
-¿Eso crees?
-Estoy segura.
-Mira, te propongo algo: vete a tu casa. Descansa. Medita todo esto. Lo que pasó en Aspen, lo de tu situación y lo que el jefe hizo por ti. Hazlo a solas y en cuanto vuelvas tomarás decisiones, ¿vale?
-Lo intentaré.
-Estupendo.
-Gracias, Gail. Volveré a casa.
-¿Tienes un auto?- le pregunta Gail a la vez que mira su reloj de pulsera.
-No. Llamaré a un taxi.
-No. Yo te llevo.
-Gracias.

***

Gail al llegar a la casa y sin pensar en la incomodidad de Ana le da sus sinceras felicitaciones y conoce a Kate y Ethan, que esperaban a Ana preocupados.

Al volver al ático, se encuentra con Christian en la sala, agobiado y de mal humor.

-¿Sucedió algo, señora Jones?- gruñe incómodo por llegar a su casa y que Gail no estuviera ahí. Se preocupó.
-Si, señor. Anastasia volvió y vengo de dejarla en su hogar- responde Gail tranquila.
-¿Qué quería?
-Echarle la bronca por todo lo que hizo por ella- dice Gail tratando de escucharse despreocupada.
-¡¿Qué?!- exclama Christian confundido y preocupado.
-Si... Estaba furiosa porque se tomó la libertad de solucionar todos sus problemas, no le consultó, no le informó y si añade su actitud tan errática hacia ella, está confundida, y preocupada.
-Gail, no entiendo. Si solucioné todo eso, ¿porqué se habría de preocupar?
-Pues porque al usted tener más independencia, va a prescindir de sus servicios, y aunque la paga sea buena en el hospital que sea que labore, no tendría lo suficiente como para pagarle.
-¡Pero no le estoy cobrando!- exclama desesperado Christian.

¿Amor a primera vista? TE VEO CON EL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora