XX

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Kate sale de trabajar y desea llegar a casa, darse un baño y dormir. Mientras espera a que pase el autobús que la llevará de vuelta a casa no nota que a una distancia relativamente cercana está observándola cierto rubio de ojos verdes que hace días le invitó un Bombay Sapphire en el bar cercano a su trabajo, que casualmente está también muy cerca de la oficina de grupo constructor Grey.

Elliot se sorprendió al verla ahí, tan cerca de su lugar de trabajo y a punto de desistir y dar vuelta atrás, algo lo impulsa a ir hacia ella.

-Hola... ¿Kate?- saluda a la rubia tratando de parecer casual.
-Hola, Elliot- le responde sorprendida pero contenta por verlo.
-Wow... ¿Qué te trae por aquí?
-Trabajo ahí- le señala el edificio a su espalda.
-Ah... Vaya. Que gusto verte.
-¿De verdad?- replica ella resoplando de agotamiento.
-Si... Eh... Yo... Eh... Lo siento.
-¿Porqué?
-No fuí muy amable cuando trabajé en tu casa... Pero en mi defensa digo que mientras trabajo no hay nada más que terminar el proyecto. Tiendo a ser muy entregado en mi trabajo- se justifica Elliot y parece realmente apenado.
-No pasa nada- le responde Kate con empatía, sabe lo que es concentrarse demasiado en el trabajo-. Comprendo.
-Yo no.
-¿Cómo?
-Me habría encantado que después celebremos...

Kate estaba sorprendida, nunca esperó que después de esa divertida velada, y después de la remodelación de la casa de Anastasia Elliot fuera a su encuentro, se justifique y que a demás le diga que le habría gustado mucho que se hubieran vuelto a ver, pero apelando a que estaba exhausta, y que tenía que pagar por el desaire que le hizo semanas antes, no se lo iba a poner sencillo.

-Bueno... Tal vez otro día- le dice ella tratando de parecer sincera.
-Vale.
-Hasta luego entonces, Elliot.

Elliot, desanimado por el rechazo de Kate, aunque completamente de acuerdo, desciste, pero cuando mete la mano en uno de los bolsillos de sus pantalones encuentra una tarjeta de presentación suya y decide dejarse llevar.

-Kate, espera...
-Dime.
-Te doy mi número y la dirección de mi constructora... Cuando tú quieras nos vemos. Y en éste número me puedes localizar 24/7. Por favor, llama- le pide o más bien le ruega.
-Eh... Claro... Yo lo haré.

Sin más Elliot le da un suave beso en la comisura del labio y ella no puede disimular el asombro y disfrutar lo espontáneo y lindo que se le hace la actitud de Elliot.

Él sin dejar de mirarla tiende la mano, haciendo que se detenga un taxi, le da un billete de 10 dólares al conductor y le abre la puerta con galantería a Kate.

-Llévela a donde ella diga y quédese con el cambio- ordena Elliot al taxista.
-Elliot, no te molestes...- Kate interrumpe asombrada.
-Estás cansada y se nota que necesitas un baño y dormir. El siguiente bus pasará en diez minutos. No te preocupes. Esperaré tu llamada.
-Gracias.
-Nos vemos, nena.

Kate sube al taxi y Elliot cierra la puerta, vuelve a la acera y la ve partir deseando volver a verla.

Vuelve a su departamento y trata de distraerse viendo televisión...

Prrrr prrr... Prrrr prrrr...

Vibra su celular.

Abre la barra de notificaciones y lee un mensaje de una chica llamada Madison.

¿Nos vemos en la noche, muñeco?

Elliot no se molesta ni en dejarla en visto; arroja el celular sobre el sillón y hace zapping hasta que ve una película de artes marciales que le gusta a Christian y sin comprender porqué, la deja y comienza a ponerle atención.

Imagina a Christian fascinado, con las piernas cruzadas sobre el sillón, con un gran tazón de palomitas y sin hablar o parpadear para no perder detalles.

¿Amor a primera vista? TE VEO CON EL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora