LXII

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Christian y Jack no daban crédito a lo que escuchaban de Elliot, pero, con lo que no contaban, era que su padre estaba entrando en la habitación y escuchó lo último que mencionó su hijo.

—¡¿Padre?!— exclamaron los tres tras su exclamación tan confundida e impresionada como sus hijos.

—Yo... Yo... Chicos... No sé cómo haya sucedido, pero de verdad que no tenía idea...— trataba de explicar Carrick y cerraba la puerta tras él. Eran muy discretos con la estadía de Christian en el hospital.

Bajo ninguna circunstancia debía salir del personal de ese piso que tenían a un empresario de alto perfil como paciente de una cirugía bastante riesgosa y cuestionable.

—Padre, no tienes que justificarte, se sabe que Eamon Kavanagh siempre ha sido un cabrón petulante y ególatra, no nos sorprende que si tú le ganaste en un tribunal por despido injustificado te tenga ojeriza— Christian defiende a su padre.

—... Pero acusar a su madre de matar a alguien...— interrumpe a Christian.

—Es demasiado, lo sabemos. Mamá es incapaz de tal cosa.

—Mi madre siempre ha sido devota a su trabajo, además de una católica con una fé a prueba de bombas— añade Jack de acuerdo con su padre y su hermano.

— Si piensan que le creo, es porque no me conocen— aclara Elliot—. Sé bien quien es mi madre. Tengo claro que Grace no lo haría, pero la forma en la que lo decía Eamon, da a entender que él se está ciñendo en su historia a lo que sabía de la enfermedad de Diane Kavanagh.

—Bien pensando — murmura Jack con tranquilidad.

Christian se mueve de su asiento para cederle su sito a Carrick que seguía confundido.

—No tenía ni idea de que Eamon culpara a Grace por lo de Diane.

—¿Qué sabes de eso, papá?

—Lo recuerdo cómo si hubiera sido ayer...

>> Grace me comentó que estaba atendiendo a Diane Kavanagh, y en ese entonces estaba muy reciente lo del caso de Eamon. Así que temía posible animosidad de él para llevar su tratamiento, aunque no tenía certeza de que lo que sucedía a Diane fuera por cáncer.

En cuanto confirmó el diagnóstico, Diane iba sola a las quimioterapias, o en la mayoría de las ocasiones acompañada de una de sus hermanas, Britt. Aún la recuerdo, eran como dos gotas de agua, solo que Britt le llevaba cinco años.

Cuando Grace me comentaba, era porque le agobiaba ver a Diane tan sola. Sus hijos eran jóvenes, bastante... Y Britt parecía ser la única que lo sabía, pero cuidaba a su hermana con una devoción tal que era difícil no conmoverse. Siempre estaba a su lado en las sesiones, le leía, le ponía música, le platicaba cosas de los niños mientras ella los cuidaba entre sesiones, una cosa maravillosa, era el único apoyo que tenía de forma incondicional. 

Hasta que hubo un momento en el que Britt dejó de acompañarla. Eso lo supe porque en una de las ocasiones que fui a ver a Grace durante una guardia y le llevé algo de comer, vi a Diane, y pasé a verla durante un momento.

Se veía fuerte, serena, pero su mirada de tristeza y decepción no podré olvidarla.

—¿Para qué fuiste a verla, papá?— le pregunta Elliot.

—Porque quería pedirle perdón. Si es que Eamon se volvió grosero con ella, creí que era culpa mía... Me sentí responsable de su situación, pero ella misma me contó que sucedió después de la derrota de su esposo en la corte.

—¿Qué hacía Eamon?

—Se retrajo. Se pasaba días completos trabajando. Haciendo crecer su empresa, recrudeciendo y mejorando muchas cosas de su empresa. No delegaba en nada y eso naturalmente lo apartó de su familia. En cuanto porque dejo de ir Britt con ella, Diane justificaba a su esposo, eso no le pareció a su hermana y confrontó a Eamon. El resultado fue que Eamon le prohibiera acercarse a Britt a la propiedad o su familia.

¿Amor a primera vista? TE VEO CON EL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora